_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Reivindicación del Primero de Mayo

Algunos contenidos históricos del Primero de Mayo -movimiento obrero, clases sociales, anticapitalismo...- parece que suenan a muchos como expresiones del pasado, según el autor de este artículo. Y según él, también la ley del lucro privado sigue siendo el eje del capitalismo; las contradicciones, cambiando de aspecto, continúan siendo esencialmente las mismas, y las clases, con diferencias en el nivel de vida mejorado en la historia, continúan siendo antagónicas. Por eso, dice, el movimiento obrero tiene que continuar celebrando primeros de mayo y poniendo en ellos sus movilizaciones reivindicativas.

El Primero de Mayo es, desde hace ya casi un siglo, la fecha en que los trabajadores, en todo el mundo, exteriorizamos de forma global, expresa y pública, nuestra identidad diferenciada como clase social, en el marco de una sociedad dividida en clases y sectores, con intereses no sólo distintos sino, en una serie de aspectos, antagónicos. No es casual que el Primero de Mayo nazca en el capitalismo ni que su esencia originaria sea anticapitalista. Tampoco es casual que la forma de celebrarlo sea a través de manifestaciones y actos de masas, que el contenido sea profundamente reivindicativo frente al sistema, solidario entre los trabajadores, internacionalista y de clara vocación unitaria.

Sin duda, el que los trabajadores como un todo seamos los sujetos y protagonistas de esta efeméride no significa que individualmente, cada uno, la vea como acabo de describirlo. Porque una cosa es que se forme parte de una clase social y otra que se tenga. conciencia de ello y se extraigan las consecuencias correspondientes. Pero que estas situaciones se den no suponen, ni mucho menos, que el sentido del Primero de Mayo se haya cambiado.

Otra cosa es que en el seno del movimiento obrero, que desde su origen hasta hoy es plural y cruzado por ideologías de diverso signo, cada fuerza actuante enfoque de diferente manera el Primero de Mayo. Algo de esto pasa aquí este año, pero no es comentarlo lo que pretendo con estas líneas.

Lo que pretendo es Ilamar la atención sobre algunos conceptos acabados de citar -movimiento obrero, clases sociales y sus antagonismos, anticapitalismo...- que se relacionan de forma directa con el Primero de Mayo. Porque me consta que dichos conceptos suenan para muchos como expresiones de un pasado ya superado por el desarrollo mismo de la sociedad capitalista.

Efectivamente, los cambios producidos desde el Primero de Mayo de 1889 -que fue cuando se instituyó en el Congreso Internacional Obrero de París- hasta el presente, con movimientos intersectoriales de la mano de obra, primero del campo a la industria y ahora de la industria a los servicios, con mayores posibilidades de acceso a la información y la cultura, con la progresiva traslación del trabajo repetitivo o de esfuerzo físico a la máquina; con la paulatina sustitución del obrero por el técnico; con el cambio en las condiciones sociales, económicas y laborales de los asalariados.

Todos estos cambios en la forma de trabajo y existencia de los trabajadores han dado pie a una ofensiva de matriz ideológica, destinada a conseguir que consideremos que el sistema capitalista es el mejor de los posibles; que las clases sociales no existen y que lo único real es que entre los humanos los hay capaces que acaban teniendo más e incapaces que les pasa lo contrario; que la lucha de clases es lo que intentan practicar quienes doctrinariamente creen en ella; que los conflictos vienen unas veces porque hay patronos poco dialogantes y trabajadores que se pasan de la raya, y otras veces por las lógicas diferencias de enfoque o intereses que se dan en todos los niveles de la vida; que lo del movimiento obrero puede valer para los trabajadores de mono azul, sin ninguna o poca cualificación profesional, pero que resulta obsoleto para la gran mayoría.

La verdad capitalista continúa

Y aunque la magnitud del asunto no hace recomendable tratarlo en tan corto espacio y de forma tan simple, he querido hablar de ello para reivindicar la vigencia del Primero de Mayo en los términos que le dieron origen.

El sistema capitalista sigue rigiéndose por la ley económica fundamental del lucro privado, cuyas consecuencias, se diga lo que se quiera, son antagonismos permanentes y choques entre asalariados y patronos, aunque físicamente esos patronos se expresen a través de portavoces también asalariados; tiene que producir y produce inexorablemente paro por sus propias leyes de desarrollo y funcionamiento, que si cuando se enunciaron hace siglo y medio podían ser discutibles, los hechos avalan su acierto, pues jamás ha dejado de haber parados, aunque en determinadas etapas las cifras sean más alarmantes que en otras, como ahora ocurre.

Aunque el obrero de mono sepa ahora leer, y en algún caso, más bien minoritario, sus hijos alcancen un título profesional medio o alto, sigue vendiendo su fuerza de trabajo en un mercado -el del trabajo- sin duda mejor regulado que hace un siglo, precisamente por la lucha de clases, pero mercado al fin. Y esos hijos más ilustrados, lo normal es que no encuentren dónde plasmar sus conocimientos porque no hay empleo para ellos y, si lo encuentran, harán con bata blanca un trabajo tan alienante como el de su padre, sólo que sin mancharse las manos.

Sí. El obrero de hace un siglo no vivía igual que el obrero de hoy. Hay, aproximadamente, la misma diferencia que la de la fábrica y el capital de entonces y las multinacionales del presente. Entonces, hacer una bicicleta exigía más esfuerzo de técnica, capital y trabajo que echar en la actualidad un turismo al mercado. Pero entonces y ahora una minoría explotaba en su beneficio a la gran mayoría.

Lo que ha cambiado guarda relación con la lucha de los trabajadores por su emancipación. Sin olvidar que el avance es algo más bien para minorías, si lo vemos a escala mundial, pues tres de cada cuatro habitantes del planeta están en el subdesarrollo y unas cuantas decenas de millones se mueren literalmente de hambre cada año.

Al movimiento obrero, que comprende a los de mono azul y bata blanca, le quedan decenios por delante para seguir celebrando primeros de mayo con movilizaciones reivindicativas, solidarias, internacionalistas, anticapitalistas y unitarias. El que no sea fácil no niega su necesidad.

Julián Ariza Rico es secretario de Relaciones Unitarias y Políticas de la Confederación Sindical de CC OO.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_