La Real Sociedad estuvo cerca del milagro alemán
La Real Sociedad salvó la imagen europea al ser derrotada en Hamburgo por un tanto discutible. La Real, que vino en busca de lo imposible, rozó un éxito que hubiera supuesto la gran sorpresa de la presente Copa de Europa. La Real, que durante la mayor parte del encuentro se limitó a mantener un cerrojo a ultranza, en los minutos en los que contragolpeó encontró más facilidades que las esperadas, porque los defensores hamburgueses mostraron un nerviosismo impropio de quienes tienen una eliminatoria resuelta. El equipo donostiarra no salió del Volpargstadium goleado, como era de prever, y como la tradición de los equipos españoles apuntaba. El Hamburgo jugará la final de la Copa de Europa contra la Juventus.Hasta el minuto 32, la Real no remató a puerta y el cabezazo de Olaizola, en buena posición para marcar, salió fuera. Hasta el minuto 20, el encuentro fue una partida de frontón en la que todos los realistas jugaron de zagueros. Y Górriz tuvo que imitar a Chinela en las escaladas de la pared. Su muro era en este caso Hrubesch, que estaba en todos los lanzamientos aéreos buscando el remate.
El primer susto lo resolvió Arconada con un despeje a córner. El segundo fue un tiro de Bastrup que repelió el poste izquierdo. La mejor ocasión para marcar la tuvo Von Hesen, que recibió desde el poste izquierdo un centro de cabeza de Hrubesch. La pelota no tenía otro camino que el de las mallas. Pero surgió Arconada en vuelo a propulsión y logró quitarle con el puño la pelota.
Cuando los defensas de la Real comenzaron a echar en falta una chichonera o al menos aquel añejo pañuelo blanco en la cabeza para amortiguar los golpes del cuero, el centro del campo comenzó a querer sacar el balón jugado y se produjeron las primeras escapadas tímidas y lentas, pero que dieron un respiro a la agobiada zaga.
Faltaba un solo minuto para la finalización del primer período cuando los hamburgueses comenzaron a pensar que el supercerrojo podía esconder alguna consecuencia maligna como el cattenaccio italiano. Uralde, que se llevó los primeros aplausos para los realistas de campo al parar magistralmente un balón con el pecho y pasarlo a un compañero sin dejar que tocara tierra, cedió un balón hacia la izquierda, por donde entraba Larrañaga. Este penetró en el área, quebró dos veces a Kaltz y se quedó, aunque algo escorado, frente a Stein. Su remate salió alto.
El segundo período fue casi un calco del primero, salvo en los minutos en que se produjeron los goles. El dulce encanto del empate lo rompió Jakobs con su remate. La remota esperanza de batir a Stein en un contragolpe y hallar el pasaporte para la final de Atenas desapareció por tan solo dos minutos; los que tardó Diego en batir al meta germano. Pero Von Hesen sentenció el encuentro y la eliminatoria.
Los últimos minutos tuvieron más emoción que el resto del encuentro, porque los hanseáticos intentaron aumentar su ventaja. Los realistas, picados en su amor propio, contragolpearon con la celeridad que no habían tenido en el resto del encuentro. El final fue emotivo porque los dos conjuntos se trataron de tú a tú.
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