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Polémica en el Reino Unido por la dotación de armas de fuego a los policías de Manchester

Soledad Gallego-Díaz

La decisión del jefe de policía de Manchester, James Anderton, de dotar a sus agentes de armas de fuego "para hacer frente a la ola de atracos que sufre la ciudad" ha levantado una gran polémica en la opinión pública británica.

Los propios colegas de Anderton no parecen muy conformes con esta práctica. El presidente de la Asociación de Jefes de Policía, que presidió una reunión de la asociación en Londres, afirmó: "Para evitar cualquier confusión en la opinión pública, debemos insistir en que no existe ninguna intención de permitir a la policía que porte y use armas de fuego de forma permanente o indiscriminada".El Reino Unido es, posiblemente, uno de los pocos países del mundo en el que la policía va habitualmente desarmada. El agente tradicional, el típico bobby de uniforme azul y casco negro alto, dispone únicamente para hacer frente a cualquier situación comprometida de una porra, de su propia maña y de un pequeño transmisor prendido a la solapa que le conecta continuamente con la comisaría.

Autorizaciones restringidas

Sólo cuando se supone que el policía tendrá que hacer frente a una persona armada o especialmente peligrosa se le autoriza a portar y usar un arma de fuego, y aun así el empleo de la pistola está considerado verdaderamente como un "último recurso".

La mejor demostración de que esta filosofía se pone diariamente en práctica la da el hecho de que los miembros de la policía londinense, la famosa Scotland Yard, recibieron en 1982 permiso para portar armas en 6.035 casos concretos, pero sólo llegaron a sacar la pistola de su funda en 118 ocasiones, y de ésas, sólo la utilizaron realmente en ocho casos, con el resultado de tres presuntos delincuentes heridos. Sin embargo, resulta evidente que el número de ocasiones en las que se autoriza a determinados agentes y en determinados momentos a portar armas de fuego ha aumentado fuertemente en los últimos 10 años.

El presidente de la Federación de Policías, Leslie Curtis, se apresuró también a señalar que los agentes y sus oficiales se oponen de forma tajante a portar armas rutinariamente. El mismo llamamiento para que se respete la tradición británica fue hecho por Maureen Martin, una policía de 26 años que resultó gravemente herida en el curso de una pelea y que permanece desde entonces en una silla de ruedas.

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Maureen, casada con otro agente, sin hijos, afirma: "No me gustaría ver a mis compañeros permanentemente armados, como si estuviéramos en Estados Unidos, donde sacan la pistola por cualquier motivo. Lo más importante para mí es mantener una buena relación entre el público y el agente, y llevar armas no ayuda en esa tarea". Según ella, el hecho de ir armada no hubiera evitado que resultara herida.

Más robos a mano armada

James Anderton asegura, por su parte, que no pretende cambiar el "carácter" de la policía británica y que se trata sólo de una operación de duración limitada. Los agentes armados, afirma, no patrullan normalmente por las calles de la ciudad, sino que vigilan determinados barrios. Según él, entre 1979 y 1982, el número de robos en los que intervino un arma ha aumentado en Manchester en un 278%. Para algunos comentaristas, estadísticas de este tipo reflejan una situación más alarmante de lo que es en realidad, porque muchos de esos robos fueron pequeñas fechorías realizadas en coches o edificios vacíos por adolescentes con armas de aire comprimido.

Recientes estadísticas apoyan la tesis de quienes defienden una policía desarmada para impedir una espiral de violencia: en Estados Unidos, la policía hiere cada año a 370 civiles y cerca de 130 policías son a su vez heridos.

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