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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Los depurados

Lo malo del conservatismo nacional no es que no tenga ideas. Lo propio de una ideología es no tener ideas, y más si se trata de una ideología en crepúsculo, como ya diagnosticara, haciendo de Splenger provinciano, don Gonzalo Fernández de la Mora.Ideas sí que tienen, que ahí está Balmes, con sus metáforas ferroviarias, y ahí está Escrivá de Balaguer, con su estilo fragmentario (el fragmento apasiona a Heráclito, a Voltaire, a Baudelaire, a Nietzsche y a Roland Barthes, o sea que no estoy de coña). Y ahí está, en fin, Vázquez de Mella, con su plaza. Lo que no tienen son palabras, que todavía dicen "pollo pera" y cosas así. Se han quedado en el cheli de mis tías, cuando el Barranco del Lobo y el Desastre de Annual. Entonces, siempre le están robando lenguaje al progresismo, pues que lenguaje es, por definición (que acabo de inventarme) una escritura que progresa. Entre los neologismos de Marx, Usalle y otros padres procesales del socialismo, y el argot totalitario de Stalin, se mueven siempre. Stalin para la guerra y Vázquez de Mella para la plaza partida de la paz. Ahora les ha gustado lo de depuración. Hay vicelíder de la derecha/derecha que vive, sin saberlo, con el complejo sadicoanal de que le depuren los psocialistas. Yo les anticipo, por experiencias comunicadas de algunas pequeñitas, que no es tan excitante como parece. A los ceses, despidos, rescisiones de contrato, cambios de personal, a la renovación (imposible) de la Administración y la burocracia, lo llaman depuración. Unas cuantas amigas mías, y parientes, se van a vivir su semana de pasión, después de Semana Santa, a Marrakech, o como rayos se escriba eso, a ver si las depura el moro amigo. Van a volver decepcionadas, como funcionario del Ente. No se siente nada.

Nunca miro los diccionarios, que enseñan palabras, pero no a colocarlas, y sin embargo me parece, por sentido común, que "depurar" significa obtener/ofrendar pureza. Nada que ver, pues, con StaIin el archipiélago Gulag, Solyenitzsin y su capilla católica religiosamente costeada en algún lugar de Europa, que no me acuerdo ahora dónde, oyes. Nada que ver con la tundra, las estepas del Asia Central, la música de Borodin ni el hacha mejicana que depuró limpiamente, en una tala municipal/moscovita, a Trotsky. Guillermo Cabrera Infante, cubano que vive en el exilio de Londres, escribiendo pavanas para un Infante difunto, ensayó en "Tres tristes tigres" varias maneras de contar la depuración de Trotsky por Stalin. Lo que no cuenta casi nadie (y no es, culpa, por supuesto, del admirado Cabrera Infante) es que, mucho antes, Trotsky había depurado al genial poeta revolucionario Maiakowski: "El farol calvo le quita las medias a la noche". Esta greguería rusa, para Trotsky, era lirismo burgués y decadentismo bohemiazo. Asimismo, Trotsky nunca acabó de entenderse con su anfitrión el muralista Rivera, pues que Trotsky leía, naturalmente, el arte como progreso indefinido y Rivera, aun siendo un revolucionario, veía más bien en el arte el reino del eterno retorno de Mircea Eliade. Me lo dijo Flaubert en París, una vez que íbamos los tres en el fiacre de Madame Bovary:

-No le dé armas al mundo contra usted, joven, porque las utilizará.

Como Sartre sostiene que Flaubert no es más que el idiota de la familia, yo paso de sus consejos y doy armas al mundo español de Guermantes para que se vayan aclarando lo que son las depuraciones estatalistas/revolucionarias y burocrático/soviéticas. ¿Tiene todo esto algo que ver con la retirada de unos pluses, generalmente abusivos, a unos funcionarios? En cuanto a las depuraciones de la derecha, son seculares en su sentido etimológico de siglos y, como se me acaba la columna, las resumiría, más por urgencia que por emergencia (crítica) en la reiterada sentencia de Franco. "Garrote y Prensa".

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