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Fernández Goberna implica a dos ministros de Guinea en las irregularidades de su ex empresa

Francisco Fernández Goberna, a quien durante cerca de un mes las autoridades de Guinea Ecuatorial impidieron salir de dicho país, explicó ayer a su llegada al aeropuerto madrileño de Barajas, procedente de la capital ecuatoguineana, que dicha actitud se basaba en que él se había convertido en un personaje incómodo para las mismas al haber descubierto un cuantioso fraude -que estimó en casi 400 millones de pesetas- en la empresa agrícola de dicha nación africana en que trabajaba, en la que estaban implicados dos ministros de dicho país.

Fernández Goberna acusó a los representantes diplomáticos españoles en aquél país, particularmente al embajador, de mantener una actitud permisiva frente a las continuas provocaciones contra la colonia española por parte del régimen ecuatoguineano, y expresó su deseo de entrevistarse con el ministro de Asuntos Exteriores español, Fernando Morán, para ex plicarle detalladamente la situación.Fernández Goberna, diplomado en Derecho y ex periodista, se incorporó a la empresa ecuatoguineana que el califica de "presuntamente agrícola", en el mes de febrero pasado. "Yo fui allí", afirma Fernández Goberna, a poner orden en aquel caos, pero era tal el caos que no vi más alternativa que marcharme de allí". "Cuando yo me enteré de las irregularidades que había allí, en Naconibe, al sureste de Guinea, como la presencia en la misma del cubano Sergio Acosta, con antecedentes delictivos y que había sido detenido en España, y la implicación de dos ministros, me marché a Bata a investigar", agrega el ex directivo de la empresa agrícola ecuatoguineana.

A partir de aquí empieza su odisea. Al entregar su pasaporte en el consulado español en Bata, éste le es retenido por las autoridades ecuatoguineanas, que no se lo devolvían porque, según le explicó el cónsul español, "parece que eres una persona muy peligrosa que ha venido a matar al presidente, Teodoro Obiang Nguema, y que eres miembro de los servicios secre tos", a lo que Fernández Goberna constestó: "¿Estás de cachondeo?". Sin embargo, el cónsul disipó sus dudas al mostrarle un teletipo oficial en el que se le describía poco menos que de enemigo público número uno del régimen ecuatoguineano.

Fue secuestrado por miembros de la citada empresa agrícola durante un día; a continuación fue retenido nueve días por la policía ecuatoguineana en una aldea en plena selva. Rescatado de allí por miembros del consulado español de Bata, fue traladadao a la embajada española en Malabo, donde, se le recomendó, que se alojara en un hotel de dudosa reputación, en el que inició una primera huelga de hambre. Al apercibirse de la presencia vigilante de miembros de su empresa en el hotel, se trasladó a un almacén de la Cruz Roja. Tras intentar vanamente abandonar el país a bordo de un avión militar español, decidió encerrarse en huelga de hambre en la embajada española, de donde fue desalojado por orden del embajador.

Permaneció, finalmente, hasta su salida en las dependencias de la Policía Nacional, mientras la Policía ecuatoguíneana peinaba Malabo en su búsqueda. Su salud, a causa de las dos huelgas de hambre que efectuó, llego a resentirse.

No en vano, aseguraba a su llegada a Barajas, "no me he arrodillado y besado el suelo español, cuando he bajado, de milagro". Citó como ejemplos de actos provocativos de las autoridades ecuatoguineanos, que una tripulación de un avión militar español fue bajada a punta de metralleta, la detención de un sobrecargo de Iberia, y la violación de una valija diplomática. Manifestó irónicamente que le "hubiera gustado poder saludar al embajador español y todavía no le he visto la cara", a pesar de que, según aseguró, éste viajó en el mismo vuelo procedente de Malabo.

Por otro lado, representantes de la oposición al régimen de Guinea Ecuatorial se reunieron este fin de semana en Zaragoza, informa Javier Ortega, para estudiar la creación de un frente común para democratizar dicho país.

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