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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los judíos en la URSS

Aaron Vergelis declara en EL PAIS del 28 de marzo que en la URSS no se discrimina a los judíos desde 1917 y que sólo desean emigrar los miembros de familias separadas por la segunda guerra mundial. Además cita como lugar de residencia ideal para ellos la República de Birobijan, en Siberia. Afirma, amparándose en el censo de 1970, que en su país viven dos millones y medio de judios, cuando la cifra aceptada en Occidente es la de tres millones, ya que muchos judíos soviéticos no se identifican como tales precisa mente para evitar la discriminación que el señor Vergelis niega. En el pasaporte interno que poseen figura esa condición, y aunque figure también en la de los lituanos o ucranianos, para el judío puede significar ser rechazado de un puesto de trabajo o no ser admitido en una universidad. La lengua yidish, que según el censo de 1970 era hablada por el 25% de los judíos, no se enseña, ni tampoco su literatura, en flagrante violación de los derechos constitucionales soviéticos y en contra de los principios que la Asamblea de la Unesco adoptó en 1960 y que la Unión Soviética ratificó en 1962. Dice también el señor Vergelis que desde 1917 no fue asaltada una sinagoga ni atacado un cementerio judío, pero no nos cuenta que, de las 3.000 sinagogas que existían antes de la revolución, 2.940 fueron clausuradas y que da la casualidad que hoy no existen cementerios judíos consagrados.Los judíos tienen, además, prohibido asistir a reuniones internacionales religiosas o mantener contactos con instituciones rabínicas o laicas del exterior, gracia que le es concedida en cambio a cristianos y musulmanes. Basta como ejemplo de tolerancia el allanamiento por la policía de la sinagoga de Moscú en 1975, cuando en días como los que corren se estaban celebrando los oficios de Pascua. La enseñanza religiosa con libros constituye un delito por difundir propaganda antisoviética, y los padres que enseñan el judaísmo a sus hijos se arriesgan a perder la potestad legal sobre ellos.

Si bien el antisemitismo está prohibido por ley, la seguridad de los judíos soviéticos está constantemente en peligro en la URSS; sobre todo para los que solicitan salir del país, tema que merecería una exposición más larga. La cultura judía, que floreció antes de la segunda guerra mundial, fue desmontada por Stalin entre 1948 y 1949, siendo ejecutados sus principales promotores. La única publicación en yidish, y no en lengua he-

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brea, como se dice en EL PAIS, es Sovietish Heimland (Patria Soviética), que, dirigida por el señor Vergelis, es rechazada por los judíos porque sólo publica propaganda oficial. Resulta así por lo menos exagerado llamar a este señor "una de las personalidades judías más destacadas de la URSS", como se hace en la presentación de la entrevista. / Escritor.

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