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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La historia del 'Guernica'

Deseo ante todo agradecerle la publicación, el 5 de marzo, de mi carta sobre "El encargo del Guernica.

Me obliga a insistir en el tema la réplica de A. Arenillas de la Serna publicada el 11 de marzo, en la que afirma: "El recibo (de Picasso) no apareció nunca porque nunca existió", y, en segundo lugar, "esas cartas entre Araquistain y A. Vayo, si existen, son apócrifas y alguien ha burlado la buena fe del señor Quintanilla".

Para completar la información de la señora Arenillas y de los lectores de EL PAÍS permítame citar a continuación algunos extractos de las pruebas documentales que logré hallar y a las que me refería:

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El 28 de mayo de 1937 Max Aub, agregado cultural en París, escribía al embajador Araquistain: "... he podido convencerle (a Picasso), y de esta suerte le he extendido un cheque por valor de 150.000 francos franceses, por los que me ha firmado el correspondiente recibo ... ; estimo que esta fórmula era la más conveniente para reivindicar el derecho de propiedad del citado cuadro...".

El 3 de abril de 1953, el propio don Luis Araquístain- escribía a Picasso: "... Al abandonar la Embajada de España, en los primeros días de junio de 1937, recogí todos los papeles y documentos confidenciales... y, entre ellos, el recibo que firmó usted a Max Aub de la suma que éste le entregó -pese a su resistencia a aceptarla-...". No resisto yo a reproducir, por su asombroso valor profético, otro párrafo de esta misma carta que dice: "... Recuerdo que en el encuentro que tuvimos en abril de 1939 insistió usted reiteradamente en que el Guernica solamente debería formar parte del patrimonio artístico de España cuando en nuestro país se restableciera la República... Hoy, con el transcurrir del tiempo, no estoy del todo conforme con su punto de vista... Me explico, de acuerdo en que la obra continúe bajo su custodia mientras viva Franco. Pero ¿qué habría de decir si al desaparecer el generalísimo, o nosotros mismos, se instituyera en España un Estado constitucional de hecho y de derecho? Podría suceder que surgiera otra alternativa histórica, no la resucitada República de 1936, esto es, una Monarquía constitucional y democrática... no tendría usted más remedio, amigo Picasso, que ir a Madrid... y poder así colgar personalmente el Guernica".

En cuanto a las conocidas divergencias doctrinales entre Araquistain, socialista, y su cuñado Alvarez del Vayo, estalinista y ex ministro de Asuntos Exteriores (Estado), no impidieron que el 10 de enero de 1953 le escribiese en estos términos: "... En respuesta a la pregunta que, usted me hace en su carta de 20 de diciembre pasado sobre el paradero del recibo que Pícasso firmara en París a Max Aub por la suma que éste le entregó el 28 de mayo de 1937, le remito a usted, adjunta a la presente, mi. certificación acerca de este asuríto...". En la certíficación de referencia -también la incluyo-, del Vayo afirma: "... don Luis Araquistain, ex embajador de la República de España en París..., a su regreso a Valencia, tras de dimitir de ese cargo, hízome entrega personalmente del recinto que firmara don Pablo Picasso. al señor Max Aub...".

Le facilito, con estos extractos, el texto completo de los escritos correspondientes, que cansarían al lector. Sus originales fueron comprados por mí -junto con 35 archivadores y varios cajones de legajos- por cuenta del Gobierno español.

Las vicisitudes de esta compra duraron dos años e intervinieron en ellas el presidente del Gobierno Adolfo Suárez y varios ministros; a lo largo de ese tiempo pude reducir el precio. pedido inicialmente, dos millones de dólares, a 100.000 francos suizos, que aboné a la viuda de Ramón Araquistain (fallecido repentinamente), según acta firmada ante el cónsul general de España en Ginebra el 18 de febrero de 1981.

Entregué personalmente al ministro de Cultura la documentación original correspondiente al Guernica, que fue seguidamente autentificada por los familiares de los firmantes fallecidos y legalizaola en el Consulado de Estados Unidos en Madrid, a fin de que pudiera servir de prueba ante el Museo de Arte Moderno, de Nueva York. Su abogado, Cyrus Vance -ex secretario de Estado-, las halló tan suficientes que decidió allanarse a la entrega.

No me extraña, por lo demás, que la señora Arenillas desconozca estos documentos y no pudiera fotocopiarlos en 1960, pues el propio Araquistain, hijo, los ignoraba hasta 1979, en que le insistí busca se ciertos legajos secretos (compra de rinas, transportes de guerra, ayuda soviética, contabilidad, etcétera) cuya existencia me había sido señalada por el ex jefe de los servicios de información de la Embajada en París durante la guerra (mi tío Luis Quintanilla). Tal es el sentido de la frase de mi anterior carta: "Con mucha suerte y bastante empeño se hallaron en 1980 pruebas documentales del pago". Las referentes al mural se hallan reproducidas íntegramente en el apéndice del libro La odisea del Guernica, que publiqué en 1981, al terminar mi labor como embajador en misión especial. En él puede consultarlas la señora Arenillas, cuya buena fe aprecio.

Perdón por no haber sabido ser más breve en esta carta, que espero sirva de punto final a un tema que veo mantiene apasionada actualidad. /

. Cónsul general de España en Roma.

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