Los laboristas británicos refuerzan su liderazgo en el seno de la oposición
El Partido Laborista superó ayer la difícil prueba de las elecciones de Darlington y recuperó parte de su ímpetu como principal fuerza de la oposición. El tercer puesto alcanzado por la alianza entre socialdemócratas y liberales, por detrás de los conservadores, supone un duro golpe para las aspiraciones de Roy Jenkins y David Steel de afianzarse como tercer partido.Si los laboristas hubieran resultado derrotados en Darlington -una ciudad industrial del norte de Inglaterra que dominan desde hace 19 años y que tiene una gran tradición sindical-, el líder socialista Michael Foot se hubiera visto desbancado al frente del partido, y la oposición, dividida entre moderados e izquierdistas, habría continuado su camino cuesta abajo sin que nadie pudiera impedir la nueva victoria de Margaret Thatcher. El éxito de su cantidato, Ossie O'Brien, del ala moderada, que ha conseguido mejorar los resultados de 1979, les permite recuperar el aliento, situarse de nuevo en la carrera para las elecciones generales y hacer olvidar la pérdida, hace sólo tres semanas, del distrito de Bermondsey, donde los laboristas fueron estrepitosamente derrotados por la alianza.
En sentido contrario, Darlington ha demostrado que socialdemócratas y liberales habían echado demasiado pronto las campanas al vuelo. La alianza no ha sido capaz de instrumentalizar el éxito de Bermondsey y ha quedado, incluso, detrás del Partido Conservador que, con la segunda plaza, obtiene un resultado honorable, aunque sólo haya logrado un 34,8% de los votos, frente al 43,4% de 1979. "El resultado demuestra que los laboristas no están fuera de la jugada y que nosotos debemos clarificar más nuestra pontica", afirmó el es ministro David Owen, portavoz de Asuntos Exteriores de los socialdemócratas.
"Hoy es un buen día no sólo para Darlington sino para todo el pueblo británico. El mensaje de Ossie O'Brien es válido para todo el país", declaró Michael Foot, quien alabó también el alto índice de participación, 80,1%, excepcionalmente elevado para unas elecciones de este tipo, provocadas por la muerte del anterior diputado laborista.
La victoria de O'Brien acallará probablemente durante algún tiempo al ala izquierda de los laboristas, porque el peso de la campaña en Darlington fue confiado a los líderes moderados, que se atrajeron a los sindicatos. Los laboristas estiman que esta victoria y el pacto económico que acaban de firmar a nivel nacional con las Trade Unions han puesto las bases para la preparación de la campana para las elecciones generales, que según muchos observadores serán anticipadas, quizá a octubre. El mandato de Margaret Thatcher finaliza la primavera de 1984.
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