Deporte educativo

Un profesor de latín, Antonio Magariños, fue el creador del Estudiantes. Un profesor de Física, Pedro Dellmans, fue el continuador reciente de una obra que ha hecho historia en el baloncesto español. De la mano de hombres salidos del Instituto Escuela nació el club del Ramiro de Maeztu, entidad que también tuvo que caer en la tentación de la profesionalización, presupuesto ético contra el que luchó siempre.A Pedro Dellmans, más de treinta años ligado al club, acaban de dedicarle un homenaje de despedida a su presidencia. Con Pedro Dellmans, probablemente, se cierra el ciclo de los dirigentes para los que que la práctica deportiva tenía un sentido educativo. Aquél deporte que patrocinó la Institución Libre de Enseñanza, con don Francisco Giner de los Ríos en la cabeza de las excursiones a la sierra madrileña, no tiene nada que ver con el que prima hoy. Aquél viejo concepto del amateurismo únicamente tiene hoy vigencia en el deporte popular, pero ya ha comenzado a caer en la debilidad de la creación de grandes premios para asegurar participaciones elitistas.

El Club Estudiantes trató siempre de potenciar la cantera escolar. La alerta de los números rojos le obliga a volver a sus orígenes. Un deporte caótico como el español necesita clubes en los que se luche contra los presupuestos desorbitados. A Pedro Dellmans le han hecho el mejor de los homenajes al anunciarle la recuperación de las tradiciones.