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Continúan los esfuerzos para resolver la crisis monetaria

Probable adopcion de un programa de austeridad en Francia

El abandono por Francia del Sistema Monetario Europeo (SME) es considerado como una catástrofe para toda la Comunidad Económica Europea (CEE) por una buena parte de la mayoría gobernante de izquierdas y por toda la oposición conservadora liberal. Si ayer, domingo, se hubiera concluido un acuerdo en Bruselas que resolviera la crisis monetaria, a partir de un reajuste de las paridades del SME, Francia tendría que seguir una política de rigor semejante a la de los demás países industrializados.

A lo largo del día de ayer, el mundo político francés, conmocionado por la dramatización de la crisis monetaria, se manifestó sobre las diversas posibilidades futuras de la economía de Francia y, en última instancia, de "la soberanía nacional". Respecto a este último punto, todas las corrientes políticas, salvo la comunista, señalan coincidentes: "sin una moneda fuerte, Francia no será escuchada en el plano internacional.Diversos portavoces de la oposición se declaran inquietos ante la eventual puesta en práctica de la amenaza del ministro de Economía, Jaeques Delors, de abandonar el SME. Se quiere pensar que la alerta "dramática" de éste último ha sido, en un primer tiempo, una maniobra táctica para forzar a los demás miembros del SME y a la República Federal de Alemania (RFA) en primer lugar. En este sentido, se anota que la sensacional amenaza fue anunciada, precisamente, por un europeísta reconocido, como lo es el ministro de Economía que, en el momento actual, simboliza a los socialistas partidarios del mantenimiento de Francia en la serpiente que, consecuentemente, preconizan una política económica de máximo rigor.

Probable acuerdo

La derecha, como la fracción moderada del Partido Socialista (PS), entienden que, en plena crisis mundial y europea en particular, romper la cooperación monetaria equivaldría "al inicio de la liquidación de la comunidad". Mal que bien, el SME, desde que se fundó en 1979, ha garantizado una estabilidad monetaria en el área de la CEE que, a su vez, ha favorecido el mantenimiento de la política agrícola común (PAC), el logro más sustancial de toda la historia comunitaria. En estos momentos cruciales, se estima en esta capital que superar de manera sana las dificultades monetarias significaría un paso hacia delante tan decisivo como sería irreparable una ruptura.

De todas maneras, sí este lunes en Bruselas, se salvara el escollo monetario dramatizado por las autoridades francesas, el futuro no se ve claro mientras no se aborde el problema de fondo. Los expertos, en esta ocasión, plantean el problema monetario-económico-comunitario, en términos rotundos: los reajustes del SME (seis, en tres años) y, en consecuencia, las crisis europeas sucesivas, llegará el momento en que revelen la imposibilidad de crear una Europa realmente comunitaria si no se afronta de cara lo único que cuenta a largo plazo. Ese horizonte ineludible se refiere a la práctica de una cierta convergencia de las polítiicas económicas de los países miembros del Mercado Común.

Por esto último, si hoy, en Bruselas, la RFA acepta una revalorización de su divisa, contraria a sus intereses, se supone que será a cambio de un compromiso, por parte de Francia, de realizar una gestión económica estricta.

En este punto entra en juego la "otra lógica económica" francesa, consistente en practicar lo que, teóricamente, es la cuadratura del círculo. Según los partidarios de esta doctrina, el Gobierno socialista francés no puede hacer una política de austeridad económica y social. En términos más secos, respecto a una economía de librecambio, se trataría de repartir dinero sin tenerlo. Para evitar esto último, los adversarios a toda costa del rigor social, preconizan el relance de la economía como único medio para salir de la crisis. Esto fue lo que hizo el Gobierno de Mitterrand durante su primer año de gestión, llevándole la contraria a todos los demás países comunitarios con los que comercia. Y como estos últimos practicaban la austeridad monetaria, dejaron al descubierto los efectos negativos de la solitaria y efímera reactivación francesa.

Hoy, Francia tiene que escoger. El triunfo del europeo Delors representará una apuesta decisiva para el denominado socialismo a la francesa. Y mucho más trascendental sería la experiencia que supondría el abandono del SME y la puesta en marcha de una política económica de repliegue estratégico que, durante algún tiempo al menos, colocaría a Francia al margen de la vida comunitaria. El propio Delors profetiza que, dentro de un año, quien dictaría la política económica francesa será una comisión del Fondo Monetario Internacional (FMI), tal como sucede cuando un país pide mucho dinero y no paga al vencimiento.

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