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El sector público creó en 1982 casi 105.000 empleos

El sector público aumentó durante el año pasado sus plantillas de asalariados en 104.800 puestos de trabajo, hasta situarse en 1,65 millones, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Paralelamente, el número de empleos privados ha descendido en 124.900. Estas cifras muestran una línea similar a la seguida por la inversión durante el ejercicio: crecimiento real, pero menor al de 1981, en el sector público (en torno al 10%), y nueva recaída en el resto de la economía, tras dos años de mantenimiento en la formación de capital privado.

Extraídos del desglose que acaba de realizar el INE en la encuesta de población activa del cuarto trimestre de 1982, los datos anteriores no permiten aportar conclusiones sobre el grado de incumplimiento del Acuerdo Nacional de Empleo, cuyo compromiso era crear unos 350.000 puestos de trabajo para mantener, a finales de 1982, el mismo empleo asalariado existente en junio de 1981 (véase EL PAIS del pasado 26 de febrero).Sin embargo, confirman la reafirmación de una tendencia del sector público a compensar parte del desempleo causado en el privado, con una inversión más de dos veces superior, en términos absolutos, y que se destina fundamentalmente a elevar la productividad sustituyendo empleo. Según el avance de la Contabilidad Nacional de 1982, mientras los excedentes empresariales aumentaron el año pasado en términos nominales casi seis puntos por encima que la remuneración de los asalariados (18,2% y 12,4%, respectivamente), la inversión real bajó un 0,9% (hasta 3,8 billones de pesetas corrientes), pese a que la formación de capital por parte de las administraciones públicas creció por encima del 10%.

Mayor que el descenso de unos 20.000 empleos asalariados, compensando públicos y privados, ha sido, durante 1982, la caída de la población activa, cifrada en 64.400 personas. Ello obedece a que también se han registrado disminuciones en todos los demás capítulos de actividad: empresarios con asalariados (unos 2.000 menos), autónomos (en torno a 8.000), ocupados en ayudas familiares (cerca de 26.000) y jóvenes que cumplen el servicio militar y ocupan eventualmente puestos de trabajo (unos 10.000).

Desaceleración

Entre tanto, el paro estimado por el I.N.E ha crecido en 246.600 personas (desde 1.988.200 a 2.234.800), cómputo que incluye, por tanto, la incorporación de jóvenes en edad de trabajar. Pero tanto el dato de paro, como mucho más acusadamente el nivel de ocupación, se ha desacelerado con respecto a años anteriores. Los ejercicios más críticos en pérdida de ocupación, cifra que no suele ser tan aireada como la de los parados, fueron los tres precedentes. Frente a la mencionada baja de 64.000 ocupados durante 1982, en el año anterior la pérdida había sido de casi 300.000 puestos (la ocupación pasó de 11,23 a 10,93 millones), y, en el de 1980, de casi 550.000.Puede afirmarse así que, pese al incumplimiento en las grandes previsiones del Acuerdo Nacional de Empleo (pérdida de 80.300 empleos asalariados y aumento del paro desde 1,78 a 2,23 personas), sí se ha detectado durante su año y medio de vigencia una notable inflexión en la tendencia a destruir puestos de trabajo. Hecho que, de todas formas, sólo parece haberse conseguido por el refuerzo de la inversión pública, que en 1981 creció en términos reales un 24% y en 1982 más del 12%, frente al estan camiento y recaída por parte de la privada.

Por sectores, los mayores descensos en el número de personas que trabajan han procedido, durante el pasado ejercicio, de la industria (128.4.00 empleos, hasta quedar 2,76 millones) y de la construcción (34.500, hasta 0,91 millones).

En los servicios, se ha mantenido una importante fuente de creación de empleo (90.900 personas más, hasta 5,21 millones), mientras en la agricultura se ha cortado la destrucción de puestos de trabajo. Durante la década de crisis económica, el de servicios ha sido el único sector que ha conservado el empleo, pues en agricultura y pesca se han destruido un millón de puestos de trabajo, y en la industria y construcción otro tanto.

Públicos y privados

Con la salvedad de que se ha cortado la caída de los activos en agricultura y pesca, del cuadro adjunto se deduce que el sector servicios, que representa la mitad de la ocupación total, ha reforzado su aportación al empleo. Como esta tendencia no se ha confirmado en el cornercio, hostelería y reparaciones, ni tampoco en los transportes y comunicaciones, el peso de ha inflexión ha procedido principalmente de los servicios a empresas y alquileres y de otros servicios, porque la banca, con casi 200.000 trabajadores, empezó en 1981 a perder, globalmente, empleo.Incluso en comercio, hostelería, y transportes y comunicaciones, el sector público ha creado empleo, compensando la mayor pérdida del privado. En total, dentro de servicios, donde concentran principalmente su actividad, las administraciones y empresas públicas han aumentado sus plantillas de asalariados en 83.000 de los 104.000 puestos creados.

Es de suporter, por tanto, que la mayoría de los nuevos puestos procedan de las diversas administraciones y sus organismos autónomos. En ese caso, los habrán soportado más con cargo a remuneraciones de personal que con inversiones reales. Acaba de trascender, a este respecto, que los gastos salariales del Estado crecieron el año pasado un 12%, tres puntos por encima de lo previsto inicialmente en los Presupuestos del Estado para 1982.

Frente a la pujanza de las administraciones, en la minería e industria química, y en otras industrias manufactureras, las empresas no privadas también han reducido o no elevado sia empleo. Esto es claro reflejo de la caída del empleo que se registra en el grupo del Instituto Nacional de Industria, mientras en compañías públicas de servicios, como Renfe y las dependientes de Patrimonio del Estado, se crean nuevos puestos.

Por el contrario, en el sector privado la mayoría de las. actividades han arrojado un saldo negativo: todas excepto agricultura-pesca y energía-agua, finanzas y alquileres y otros servicios. En el conjunto de los sectores industriales la pérdida de empleos privados ha rondado los 150.000, pese a que en muchos convenios hubo un acusado sacrificio salarial a cambio de no perder empleo, e incluso en algunos se incluyó la obligación de aumentar las plantillas.

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