Los sábados preeuropeos le van al Madrid
Volvió a ser una noche feliz para el Madrid. La mitad que el día del Salamanca, hace quince días, pero en la racha positiva madridista de los sábados preeuropeos. Ya son cuatro los puntos que le separan del Barcelona, uno de sus rivales para el título. El Celta, que empató en el Camp Nou (2-2), no pudo hacerlo en Chamartín. Su inoperancia y un gran gol de Gallego, que abrió las heridas de su derrota, lo impidieron. Pero el cuadro céltico, de otro yugoslavo errante, Pavic, dejó constancia de buen hacer por el campo. Llegó a poner nervioso al líder y obligó a que Di Stéfano recurriera a Stlelike para poner la fuerza y el empuje que falta sin el alemán. Con su confianza decidió un Gallego perdido anteriormente.Stielike estuvo 25 minutos en el campo. Después del, segundo gol ya le hizo una señal al banquillo para dejarlo. Salió inyectado y las molestias que le tenían entre algodones, a la espera del Inter el miércoles, volvían. No merecía la pena arriesgar más y estropear la noche. En casa ya estaba arreglada la cosa y en Barcelona se encargaba el Betis esta vez. El tercer tanto vino tan seguido, cuando ya el Celta se había abierto en busca de lo imposible, que no le dio tiempo al alemán a retirarse hasta después. Más no se le pudo pedir.
El Celta, con un 4-1-4-1 de táctica muy buena de contención, ,eficaz como tantos equipos en defensa, se mostró, en cambio, con una inoperancia supina en ataque. Con partidos así ya podrá García Remón quitarle el puesto a Agustín. No hizo una sola paradá en todo el partido. Y lo curioso, pese a todo, fue que el cuadro gallego presentó más peligro en toda la primera parte que el Madrid. Amorós dio el cambio de Juan José hecho a Di Stéfano y dejó también en evidencia que Bonet no anda como a principios de temporada. Quizá es que las tarjetas le pisen y sin el hacha suelta no es tan útil. Menos mal que Metgod fue un seguro una vez más. Al Madrid le costó muchísimo zafarse de las barreras rivales, que pese a ser flexibles en marcajes zonales, no encima apenas le permitieron moverse Morí, entre ambas, cerró el paso de¡ impenitente empeño de penetrar por el centro al rival de turno. Cholo, que lo intentó por las bandas y tuvo detalles de cal¡ dad, tampoco lo consiguió.
La solución volvió a darla Stielike. Su entrada en la segun da parte dio confianza al equipo y Gallego puso la guinda. Después, con el Celta ya abierto, pero igual de negado cara al gol, todo fue fácil. Incluso Gallego pudo aumentar su cuenta.
La noche volvió a tener ovaciones de larga distancia y sonrisas siginificativas. Primero, a los 27 minutos, con el empate del Betis en el Camp Nou. Luego, bastante después del final en Chamartín, con el 1-1 definitivo. Algún hincha comentó que se apuntaba a los sábados preeuropeos. Con todos los Menottis Maradonas incluídos.
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