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Buen encuentro en La Romareda

Leo Beenhakker, como él mismo no se recató en decir antes del encuentro, temía sobre manera a la Real Sociedad. El preparador conoce perfectamente la extraordinaria capacidad del conjunto donostiarra para, simplemente con tres o cuatro pases, plantarse velozmente en el área contraria, aunque la mayoría de sus hombres se encuentren agazapados en terreno propio.El Zaragoza, con Barbas y Señor alternándose en la dirección del juego, se lanzó desde el primer minuto a un ataque desenfrenado. El conjunto aragonés, con un juego abierto y al primer toque, realizó veinte minutos primorosos.

Al Zaragoza, como ya es habitual en la segunda vuelta liguera, comenzaron a flaquearle las fuerzas en los últimos 45 minutos. Barbas y Señor, aunque siguieron dado aisladas muestras de su extraordinaria clase, no se prodigaron ya con la continuidad deseable. Los donostiarras, sin embargo, siguieron dejándose dominar. Pusieron en práctica una vez más, su clásico sistema.

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