La viuda y el jardinero

Eran los años en los que la estrella de la muda Belinda comenzaba a declinar; eran los años en los que la órbita de un joven macizo y algo apático de cara empezaba a dibujarse en el firmamento; eran los años en que Douglas Sirk, alemán refugiado desde hacía algún tiempo en Hollywood, fabricaba sus mejores melodramas.De la conjunción de esos tres cursos estelares surgió Sólo el cielo lo sabe, la historia de amor, razonablemente desgraciado entre una viuda, supuestamente bella y sin duda respetable, y un jardinero indudablemente apuesto y socialmente insignificante. Ella era Jane Wyman, divorciada del futuro presidente norteamericano Ronald Reagan, porque su carrera profesional iba viento en drama mientras que la del mediocre actor no encontraba su sitio entre la comedia y el cine de aventuras. El era Rock Hudson, en uno de sus primeros papeles de protagonista. Hasta la fecha apenas se le había visto en España embadurnado de piel roja en Winchester 73, con James Stewart, en un minúsculo papelito de dos frases en Nuevo Amanecer con Arthur Kennedy, y de amigo del chico en Horizontes del Oeste, nuevamente con James Stewart y Arthur Kennedy.

Ni la idea argumental, ni la selección de los actores parecía especialmente apasionante. Con mejores mimbres el cine europeo se ha hinchado de hacer bodrios irreconocibles, pero es indudable que el cine americano, ese cine americano hecho mayormente por europeos expatriados, tiene un sentido de lo imposible que no encontramos fácilmente en el lado de acá del mundo occidental. El melodrama contado por Sirk seguramente quedará algo desteñido con el paso de los años, pero la factura cinematográfica no puede haber envejecido.

Hasta aquí hay que dar al César de la dirección lo que le corresponde de sabiduría cinematográfica, pero, quizá, sin llegar a esas apresuradas recuperaciones a las que tan aficionada es la critica europea, que lleva una larga temporada en el más profundo enamoramiento de un director como Sirk, que conocía su oficio, pero que contaba historias que no necesariamente han de seguir resultando apasionantes.

Solo el cielo lo sabe se emite hoy a las 21.30 por la segunda cadena.