El presunto autor de los disparos permanecía ayer en la casa-cuartel de Valmojado
Tres días después del incidente que costó la vida del niño Juan Félix Domínguez, en el cruce sobre el río Guadarrama, entre las localidades toledanas de Casarrubios del Monte y Yuncos, sigue sin hacerse pública la identidad de los, guardias civiles que efectuaron el control de identificación, a resultas del cual murió el niño, ni la del sargento comandante del puesto de Valmojado. EL PAIS solo pudo saber ayer, a través de las conversaciones mantenidas con mujeres de guardias civiles y vecinos del pueblo, que quien efectuó los disparos sobre el coche de la familia Domínguez se llama Enrique, tiene entre 38 y 40 años, con bigote y más bien grueso, casado, con varios hijos y nacido en el pueblo próximo de Mantrillas.
Ayer, el guardia civil Enrique se encontraba "llorando en su casa con toda su familia", según comentó la esposa del sargento.En Valmojado, pequeña localidad de la que depende judicialmente Casarrubios, había ayer un ambiente tremendamente crispado en la casa cuartel de la Guardia Civil. Uno de ellos, en la puerta, despedía a los periodistas diciendo que no se podía ver a nadie, ni hablar con nadie ni mucho menos sacar fotografías. Junto a él se encontraban cuatro mujeres que se identificaron como esposas de guardias civiles -en Valdemojado no actúan más de diez números del cuerpo-, con batas de andar por casa y visiblemente alteradas y un señor de paisano que citó como única identificación: "Soy un amigo de la guardia civil", para añadir a continuación: "No hay derecho a la demagogia que se está haciendo en la televisión, en la radio y en la Prensa sobre lo que ha pasado aquí", afirmación que secundaron las mujeres.
Una de ellas se identificó como la esposa del sargento, comandante del puesto, bajo cuya responsabilidad se efectúan los servicios de la zona y, con los ojos enrojecidos, dijo a este periódico que su marido era muy buena persona y que no era responsable de nada puesto que las órdenes de los servicios provenían de la Comandancia de Toledo.
El mayor enfado de este grupo de personas estaba provocado, según comentaron, por las informaciones que se venían dando sobre el trágico suceso de la madrugada del sábado al domingo, especialmente en la radio, "donde cada hora sale la voz del padre del niño muerto llamando asesinos a la guardia civil", en palabras del hombre de paisano. También estaban indignados "porque la televisión ha dicho que estaban retenidos y puestos a disposición judicial y eso es mentira", añadió.
¿Cómo?, entonces ¿están de servicio los presuntos rsponsables?. A esta pregunta contestaron a coro: claro que están de servicio, siguen actuando con normalidad. La esposa del sargento dijo que su marido había continuado prestanto servicios habituales por la zona tanto el domingo como ayer lunes. El único que no estaba patrullando era el citado Enrique, según estas mujeres, "porque está arriba, en su casa, llorando con toda su familia". El guardia civil que invitaba a los periodistas a alejarse de la zona aconsejaba a las mujeres guardar silencio.
La opinión de la mujer del sargento de que su marido es muy buena persona es secundada por el alcalde de Valmojado. Algunos vecinos, en cambio, siempre que se referían a él lo hacían con el sobrenombre de sargento Tejero, debido, añadieron a que es muy escrupuloso, "demasiado", en su opinión, respecto a la vigilancia de la zona. "Pone multas a todo el mundo, y por los motivos más insignificantes", si bien nadie le calificó de "mala persona, solo extremadamente quisquilloso, tal vez porque su anterior destino ha sido el País Vasco". En el bar que está junto al cruce donde se produjeron los hechos, un grupo de vecinos comentó que, debido a la proximidad de la discoteca del pueblo y a que en los últimos meses se habían producido algunos robos en las casas colidantes, casi todos los viernes, sábados y domingos, un land rover de la guardia civil aparcaba enfrente del bar, a unos cuarenta metros del cruce, "sin luces", extremo que fue imposible de comprobar, dado que, tanto en el cuartel de Valmojado como en la Comandancia de Toledo se neálaron a dar detalles sobre lo ocurrido. Los vecinos que afirmaron tales cosas no quisieron identificarse.
En el otro bar, situado a casi tres kilómetros del cruce, a donde llegó el coche de la familia Domínguez pese a tener una rueda trasera reventada, contaron así los hechos: a esa hora, 1,45 de la madrugada del sábado, estaba cerrado. En la casa, sólo estaban los tres hijos de los dueños. "Oímos golpes en la puerta", cuenta una niña de diez años, "y yo bajé a abrir porque creía que eran mis padres que llegaban. Entró una mujer con un niño en brazos y me dijo que si no había una persona mayor que tuviera coche, para llevarles al médico. Yo dije que iba a avisar a mi tío y ella puso al niño encima de la barra. Le apartó la ropa y vió que estaba manchado de sangre, en el pecho y muy morado. Ni lloraba ni nada. Mi hermano Rafaelín fue a buscar a mi tío y, en el momento en que abría la puerta entró un guardia civil con la pistola, y mi hermano se asustó". Lo que la niña llamó pistola era el subfusil ametrallador que utiliza habitualmente la guardia civil. "Cogieron a la madre y al niño y los subieron en el land rover, junto con las otras personas que había en el coche".
Poco después, llegaron los dueños del bar y se acercaron, extrañados, al vehículo de la familia Domínguez, "porque estaba allí parado, con las luces puestas. Vimos", cuenta la dueña del bar El Faro, "un agujero de bala en el capó y en el asiento trasero. Al lado del agujero había un biberón y un chupete. LLamamos a la guardia civil, vinieron, cambiaron la rueda pinchada y se llevaron el coche. Al día siguiente, en la mañana del domingo, vinieron los dos guardias civiles que actuaron en el cruce, más guardias y un juez de Toledo, para reconstruir los hechos". El jefe de la oficina de Prensa de la Dirección General de la Guardia Civil, comandante Angel Luis Isavedra, señaló ayer a EL PAIS que los presuntos responsables estaban a disposición judicial y desmintió que siguieran efectando servicios con normalidad, contra lo atestiguado por las citadas mujeres de Valmojado.
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