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UCD ha muerto

Informaciones( ... ) UCD deja tras de sí una larga teoría de divisiones internas, pugnas por el poder, recelos y escisiones. Un dilatado capítulo de errores históricos. Pero deja también, y es de justicia señalarlo ahora, una extensa serie de servicios políticos, que van desde la concreción de una idea de centro moderado hasta hacer posible la convivencia política en unos años difíciles en los que asumió las responsabilidades del poder. Hacía falta que alguien se quemara en el ensayo primero de la democracia, y UCD aceptó ese papel sin regateos, hacienido de víctima propiciatoria en la que se ensayaron errores y sobre la que se drenaron insatisfacciones. En su última etapa han sido vanos los esfuerzos de su presidente, Landelino Lavilla, para regenerar el partido y lograr su revitalización. La actitud honesta de Lavilla ha sido evidente, y así le ha de ser reconocido a esta singular personalidad política, que desempeñó con gran dignidad y solvencia la presidencia del Congreso de los Diputados, dando siempre ejemplo de templanza, sensibilidad democrática y limpieza en el juego.

19 de febrero

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