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El ex director de la Caja Rural de Reus pide 21 millones de indemnizacion

La nueva junta rectora de la Unión Agraria Cooperativa (UAC) de Reus está encontrando serias dificultades para aclarar las responsabilidades sus antiguos gestores, entre los que se encuentra el ex conseIler de Agricultura, Josep Roig, que llevaron a la entidad a un endeudamiento de 2.600 millones de pesetas. Recientes investigaciones han revelado la existencia de nuevos descubiertos en los créditos concedidos por la Caja Rural Provincial.

El ex director de la Caja Rural Provincial de Tarrragona, entidad que ha concedido créditos por una cifra superior a los 2.000 millones de pesetas a la Unión Agraria Cooperativa de Reus, (véase EL PAIS del 18 de febrero), ha solicitado una indemnización de veintiún millones de pesetas para cesar en el cargo, a pesar de haberle sido abierto un expediente administrativo por parte del Banco de España, para aclarar las presuntas irregularidades aparecidas en su gestión.Las pretensiones Jordi Lluís, quien actualmente se encuentra de vacaciones, han causado un profundo malestar en determinados sectores del campesinado asociados a la cooperativa, y en especial a la nueva junta rectora que considera intolerable gratificar de esta forma una gestión harto dudosa, que ha llevado a la UAC a una situación límite. La junta, tras rechazar la petición del ex director, quien se apoya en un envidiable contrato firmado en marzo de 1980, cuando era presidente de la entidad Ramón Vidal i Barraquer, ha iniciado una investigación sobre las actividades del ex director, que ha puesto de relieve la existencia de importantes descubiertos en varias cooperativas locales, entre las que se encuentran las de Botarell y El Perelló, que por el momento suman ya más de sesenta millones de pesetas. Un portavoz de la UAC ha señalado que "para Jordi Lluís el único empleo posible es el de hacer paquetes en un rincón de la caja, y si se empeña en conseguir la indemnización que solicita, procederemos legalmente contra él".

Fuentes solventes aseguran que va a ser difícil establecer hasta el final las verdaderas responsabilidades de esta gestión, que ha ocasionado un desequilibrio patrimonial tan importante.

Indemnizaciones millonarias

Las dudas han cobrado fuerza cuando se ha conocido que el antiguo director general, Rafael Saludes, uno de los que se mencionaron como principales responsables en las conversaciones con el Banco de España, ha sido despedido con una cuantiosa indemnización que supera los ocho millones de pesetas.Otra de las personas sobre las que recaen importantes responsabilidades es Josep Roig Magriñà, ex diputado de Esquerra Republicana en el Parlamento de Cataluña, quien desapareció cuando se inició una auditoría que reveló el endeudamiento de 2.600 millones de pesetas. La duplicidad de cargos y sueldos, durante el período que Roig Magrinà ejerció simultáneamente como director comercial de la UAC y como conseller de Agricultura de la Generalitat permitió hacer de Roig un hombre atento y agradecido con su protector, el entonces presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas. Durante su doble mandato Roig no olvidó nunca obsequiar al honorable con ocasión de sus aniversarios.

Así, cuando el presidente cumplió 79 años, su conseller le regaló 79 botellas de vino, que previamente había ordenado escoger a sus más fieles colaboradores. Estos debían rastrear todas las comarcas por las que se extiende la influencia de la UAC hasta dar con los preciados caldos.

Al año siguiente, el detalle consistió en ochenta saquitos con muestras de otras tantas variedades de avellanas, almendras, nueces y otras productos seleccionados. Este tipo de atenciones han sido constantes en la actuación de Roig, quien se mostraba especialmente pródigo cuando se trataba de alguna de sus relaciones más personales.

A pesar de sus múltiples actividades, el ex conseller permaneció siempre fiel a sus orígenes, a su campo y a sus frutos, fidelidad de la que pueden dar fe sus íntimos, quienes asiduamente recibían la visita de los propios del conseller con un cesto de huevos, un garrafón de aceite o unas botellas de buen vino.

Este peculiar estilo de dirección impedía a los ejecutivos de la Unión caer en el estrés propio de las frías relaciones deshumanizadas implantadas por las grandes compañías, prefiriendo en su lugar seguir con el clásico sistema del compadreo y la camarilla, que ha culminado con un desajuste patrimonial de 2.600 millones de pesetas.

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