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El centro de Beirut este volvió a ser ayer blanco de la artillería, por primera vez desde hace cinco meses

La situación en Líbano experimentó, en la noche del sábado al domingo, un grave deterioro cuando la tensión, persistente desde hace varios días, dio paso a enfrentamientos armados, que afectaron a la capital de Beirut, y a la zona montañosa adyacente, que el Gobierno libanés tenía la intención de empezar a pacificar en los próximos días.

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La fuerza multinacional patrulla en Beirut.

Mientras el nivel de seguridad empeora por momentos en la zona de la capital, las delegaciones de Líbano, Israel y Estados Unidos celebrarán hoy en Jalde, a doce kilómetros al sur de Beirut, su undécima sesión negociadora sobre la retirada israelí del país, sin que se espere un avance significativo en las conversaciones, que empezaron hace un mes. Proyectiles de gran clalibre y cohetes tierra-tierra modelo Grad, de fabricación soviética, cayeron ayer por primera vez desde el pasado 12 de agosto sobre los barrios cristianos de Beirut este y sobre numerosos pueblos de la montaña controlados por las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unificadas).En Ascherafieh, principal barrio de la zona cristiana de Beirut este, un cohete Grad alcanzó de lleno un convento de padres lazaristas y el religioso francés Clothaire Semeux, de 71 años de edad, resultó muerto. El número total de víctimas del bombardeo no ha sido facilitado. Un soldado israelí resultó, por otra parte, muerto y otros dos heridos por cohetes anticarro RPG disparados ayer contra el vehículo en el que circulaban al sureste de Beirut, informó la emisora de radio cristiano-falangista La Voz de Líbano. En Jerusalén, un portavoz militar confirmó que uno de los cuatro soldados israelíes heridos en el atentado había fallecido en un hospital.

Inmediatamente después de producirse el atentado, las fuerzas israelíes abrieron fuego contra una casa de la que sospecharon podían haber partido los disparos. La respuesta israelí provocó la muerte de dos civiles libaneses.

Las Fuerzas Libanesas afirmaron ayer que los disparos contra Beirut este y la montaña bajo su control habían sido desencadenados por el Ejército sirio, que está estacionado al noreste de Beirut, y por las milicias drusas integradas en el Partido Socialista Progresista (PSP) de Walid Jumblatt y cuyas bases están situadas en la montaña del Chuf, al sureste de la capital. El PSP aseguró que se había limitado a contestar a los ataques de la milicia cristiana.

Los intercambios de disparos, cuya intensidad obligó a numerosos habitantes de Beirut este a pasar nuevamente la noche en los refugios, cesaron a las cinco de la madrugada -las cuatro, hora de Madrid-, tras la celebración de contactos telefónicos entre las partes implicadas.

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Dos explicaciones

Esta brusca oleada de violencia obedece, según algunos círculos políticos libaneses, a un intento de impedir la pacificación de Beirut y su periferia, lo que conlleva el desarme de todas las milicias en beneficio del aparato militar del Estado. Las Fuerzas Libanesas son la única milicia que no ha sido desarmada hasta el momento en la zona de la capital. En medios allegados a las Fuerzas Libanesas se acusa, en cambio, a Siria de haber provocado este recrudecimiento de la violencia, y también al PSP, al que se le reprocha intentar sabotear un acuerdo que estaba a punto de ser concluido entre el ejército ocupante israelí y algunos drusos para pacificar la montaña.

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