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El navegante Eric Tabarly participa en el Salón Náutico de Barcelona

, Navegar es lo que más le gusta a Eric Tabarly, el francés que en 1980 batió el récord de la travesía del Atlántico establecido en 1905. Hablar es lo que más le disgusta. Es un hombre totalmente inexpresivo. De pocas palabras. "Soy un hombre del mar" es, quizás, la frase más larga que pronunció ayer durante la conferencia de Prensa que ofreció a bordo del barco Lady Ferley, propiedad de un lord inglés que cada año por esta época atraca en el puerto de Barcelona. Tabarly se encuentra en Barcelona con motivo de la celebración del Salón Naútico, donde se ofrece una película suya -Tabarly y el Atlántico-, y ayer participó en las jornadas preparadas por el Real Club Marítimo de Barcelona que celebra su 80 aniversario.

Eric Tabarly tiene 51 años. Es un marinero bretón que ha dado a Francia los máximos triunfos dentro del deporte de la naútica. El fue el primer francés que acabó con el dominio británico en la Transat. La ganó por primera vez en 1964 y por ese hecho fue condecorado con la Legión de Honor del General De Gaulle y convertido en héroe nacional. Luego fue paseado por los Campos Elíseos en un coche descubierto, algo atípico para todo deportista francés. Posteriormente repitió triunfo en 1976. En 1980 consiguió batir el récord de la travesía del Atlántico, que estaba vigente desde 1905. Tabarly, a una velocidad de doce nudos y con tres tripulantes a bordo del trimarán Paul Ricard, rebajó el récord de La Galeta Atlántic en dos días. Utilizó exactamente diez días y tres horas. El récord le duró poco. Su alumno Marc Pajot lo batió en 1981, realizando el recorrido en nueve días y 23 horas.

Para Tabarly, navegar en solitario resulta exactamente igual a hacerlo con tripulación. Confiesa no estar preocupado por los récords y no sabe cuándo dejará de navegar. Es un marino profesional que ha dado dos veces la vuelta al mundo. La tercera vez que quiso participar sélo impidieron por llevar una quilla de uranio. Completa su preparación física practicando el esquí. Es tan serio y tan rígido cuando está navegando que se pone en su boca esta frase: "Cuando un tripulante cae al mar significa que no es un buen tripulante. Entonces sólo hay que apretar las mejillas, llorar por dentro, no mirar atrás y seguir adelante".

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