El Masters, condicionado por los jugadores de Estados Unidos
/ ENVIADO ESPECIAL, El Masters de tenis se puso en marcha la pasada madrugada con la disputa de dos partidos de la primera fase. Estos encuentros, que han jugado el argentino José Luis Ciere ante el sueco Mats Wilander y el español José Higueras ante el ecuatoriano Andrés Gómez, son el aperitivo tanto para organizadores como para el público, que espera el gran banquete tenístico, que comenzará con la participación de los estadounidenses.Este año, con el cambio de fórmula, la polémica se ha desatado entre la organización y los jugadores. Mientras la primera considera que el sistema de eliminación convertirá el Masters en más espectacular, atrayendo a más público, los tenistas dicen que lo que hará es provocar la caída injusta de algunos jugadores demasiado pronto. El argentino Clerc, el primero en saltar a la pista, ha declarado: "Antes se podía perder un partido en la primera fase. Si rectificabas jugando mejor, siempre tenías una oportunidad de ganar el torneo. Ahora todo depende de la suerte". Cierc es uno de ¡os jugadores que mejor se ha preparado, se ha entrenado durante el último mes en una pista muy similar a la del Madison Square Garden. Todo lo contrario, por ejemplo, de Jimmy Connors, que no lla tocado una raqueta en las últiinas tres semanas.
Mientras tanto, Wilander, que siempre va escuchando música con su walkman, está mucho más tranquilo, pese a haber llegado a estar entre los mejores en tan sólo un año de profesional.
Andrés Gómez es un dificil rival para Higueras. El ecuatoriano, algo irregular, ha mejorado mucho su nivel y considera que 1983 es el año ideal para ganar uno de los torneos más importantes. Gómez es un atleta, campeón de surfmg en su ciudad natal, Guayaquil, y ha vencido a Higueras en sus tres últimas confrontaciones. El tenista español no era ayer demasiado optimista horas antes del encuentro.
En Nueva York, pese a los 132 bajo cero que estamos sufriendo, el Masters de tenis comienza a acaparar espacios importantes en todos los medios de comunicación, aunque no será principal protagonista hasta que no jueguen los ídolos tenísticos del país, John McEnroe y Jimmy Connors. El público norteamericano, y más concretamente el neoyorkino, siempre ha atacado ferozmente a un jugador y defendido con cariño a otro. Si en los años setenta el odiado era Connors, ahora Jimbo ha pasado a ser adorado. Los gestos hacia su mujer, a la que besó cuando aún estaba sentada en la tribuna tras ganar en Wimbledon, han ablandado el corazón de los nortearnericanos. Un enfrentamiento entre McEnroe y Connors es el sueño de América.
Connors ha anunciado que en 1983 no va a seguir el ritmo que ha mantenido en 1982, pese a ganar en Wimbledon y Flushing Meadow, y ser elegido el mejorjugador del año por la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), en una fiesta celebrada el lunes por la noche, Connors dijo: "1982 ha sido demasiado duro para mí. Voy a jugar menos a partir de ahora". Júnbo ha firmado contratos para tan sólo doce torneos.
John McEnroe tiene el papel de hombre malo. Es odiado, es vilipendiado, aunque también tiene a parte del público, el más rebelde, a su favor. Hay que decir, sin embargo, que el propio McEnroe parece fomentar su propia imagen de niño malo. Acaba de rodar un anuncio para la televisión norteamericana que comienza con John McEnroe en el fondo de la pista devolviendo una pelota. El juez árbitro, anuncia que ha sido castigado con una penalización. McEnroe grita y avanza hacia el árbitro, como hace a menudo en las pistas, preguntándole agitando la raqueta: "¿Qué he hecho yo para que me penalice?". Y el juez la responde: "Está usted mal afeitado, señor McEnroe". Naturalmente, el anuncio es de una crema de afeitar.
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