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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una curiosa comedia de posguerra

Entre los críticos cinematográficos más teóricamente exigentes de este país hay ahora un curioso movimiento reivindicativo de Juan de Orduña, el cineasta de la posguerra que dirigió algunas de las películas más representativas de aquel período, entre ellas, la superfamosa Locura de amor (1947) en la que ya mostró su magnífica habilidad para el melodrama, aunque entonces ese género, como todos en España, se tamizaran con la necesidad previa de hacer un cine de conservadoras consignas morales.A Locura de amor Orduña añadió, de entre sus más de treinta películas, Pequeñeces, Agustina de Aragón, La Lola se va a los puertos, Alba de América, El último cuplé... Como se ve, aquellos títulos que han venido a considerarse como los modelos del franquísmo.

Una obra ejemplar

Los jóvenes críticos antes señalados quieren recuperar el nombre de Juan de Orduña no tanto por estas películas grandilocuentes como por las comedias que dirigió a principios de la posguerra. Y, entre éstas, es justamente Ella, él y sus millones, la que consideran ejemplar.Sin duda, esta alta comedia de 1944, tiene, al margen de los actores y el diálogo, algo torpes, una estructura similar a la de muchas otras norteamericanas de la década anterior y aún de aquellas mismas fechas: familia aristocrática venida a menos y empresario emprendedor que tiene el dinero (cien millones de pesetas de la época) que los aristócratas han perdido, boda de compromiso, pues, entre una hija de esa buena familia y el antipático hombre de empresa, que desencadena un buen número de situaciones cómicas y que, como se prevé desde el principio, concluye con una auténtica historia de amor...

El interés que hoy puede tener, Ella, él y sus millones, reside, por encima del trabajo de Juan de Orduña, en recordarnos la estampa de la vida española que entonces ofrecía la magna productora Cifesa. Los decorados en que se sitúa la acción son tan majestuosos, tan limpios e impresionantes que resulta difícil imaginar que pocos años antes cerca de esa mansión hubieran caído bombas de guerra.

Por otra parte, la conducta de todos los personajes, preocupados por su última partida de tenis, por el coche de moda, por la pérdida de un canario que voló de su jaula o por el discurso que el pater familias va a pronunciar sobre si Favila fue o no comido por un oso, parecen bromas macabras en un país que vivía entonces pendiente de la cartilla de racionamiento y de las depuraciones.

Galería magistral de actores

Haciendo, si es posible, abstracción de todo ésto, Ella, él y sus millones contiene momentos espléndidos, especialmente los interpretados por José Isbert y Guadalupe Muñoz Sampedro encarnando a los exóticos duques que ven casar a su hija sin saber que es por interés. La tragedia económica que viven se traduce en diálogos que recuerdan en ciertos aspectos a Jardiel Poncela, aunque la obra en cuestión se base en una comedia de Honorio Maura a quien quizá se deba la frase premonitoria que se pronuncia durante el consejo familiar: "si somos pobres, deberemos confiar en el hada norteamericana".Josita Hernán, la protagonista principal, es una actriz sensible, de una sutil vis cómica que no caricaturizó jamás. Interpretó numerosas películas. Dos de ellas le dieron toda su popularidad: La tonta del bote y La chica del gato.

Su oponente, Rafael Durán, se encontraba entonces en la cresta de la ola: era el galán de moda pero resulta difícil reconocerle ahora como un buen actor. Junto a ellos, figuran numerosos actores de la productora: Raúl Cancio, Luis Peña, Luchy Soto, Ana María Campoy, Antonio Riquelme.

Entre ellos, Félix Freyre de Andrade y Juan Calvo, espléndidos secundarios destacan del conjunto interpretando a los criados de toda la vida, confidentes, cómplices y jueces de sus amados señoritos.

Ella, él y sus millones. Se emite hoy a las 21.40 por la segunda cadena.

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