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Reportaje:

Torrejón el punto de mira de los SS-20 soviéticos

A las 16 horas y 13 minutos del día 26 de septiembre de 1953, en el salón de embajadores del madrileño palacio de Santa Cruz, los representantes de los Gobiernos de España y de los Estados Unidos, ministro Alberto Martín Artajo y embajador James Clement Dunn concluyeron la firma de tres acuerdos "con el fin de reforzar la preparación del Occidente para el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales", según nota de la Oficina de Información Diplomática. El primero de los acuerdos se refería a la construcción y uso conjunto por España y Estados Unidos de ciertas instalaciones militares; el segundo, a la ayuda económica, y el tercero, a la ayuda para la organización defensiva de España.Según los términos de estos acuerdos, que permanecieron secretos en sus claúsulas más vejatorias, España recibía ayuda económica, técnica y militar por parte de Estados Unidos, con arreglo a un llamado "programa de seguridad mutua", y los Estados quedaban autorizados para construir y utilizar, conjuntamente con las fuerzas españolas, determinados aeródromos y bases navales en España. El complejo militar y estratégico estadounidense quedó integrado fundamentalmente por cuatro bases de primordial importancia: tres aéreas -Torrejón, Zaragoza y Morón en las proximidades de Sevilla- y una naval en Rota, cerca de Cádiz, cabeza del oleoducto de 800 kilómetros destinado a suministrar combustible a las demás bases.

En virtud del Tratado de Cooperación y Amistad hispano-norteamericano, suscrito el 24 de enero de 1976, se ha dado nueva formulación jurídica al uso de ciertas instalaciones de las bases por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos.

En la base de Torrejón de Ardoz, que entró en funcionamiento en 1955, tiene su sede la XVI Fuerza Aérea norteamericana y el Ala de caza táctica 401 de la misma en la que se encuadran 79 aviones, de caza Phantom, que serán próximamente sustituidos por F-16. Están servidos por 4.507 militares y 685 civiles. A tenor de los acuerdos de 1976 ya quedó prohibida la existencia de armamento nuclear americano en España, de la que se tuvo espectacular noticia en el accidente de Palomares cuando cayó un avión con bombas nucleares sobre la costa de Almería en 1966. En el organigrama español, la base de Torrejón actualmente pertenece al Mando Aéreo de Combate (MACOM). Las unidades españolas que se ubican en la base son: Ala nº 12, Ala de alerta y control, Grupo 43 de la Fuerza Aérea, 406 escuadrón, centro de misiles (CENMIS) y jefatura militar de control y circulación aérea (JMCCA).

La base está situada a veintitrés kilómetros de Madrid, a diez de Alcalá de Henares y a dos del núcleo urbano de Torrejón de Ardoz. Posee un perímetro de veintiséis kilómetros y ocupa 1.230 hectáreas de terreno; su pista central de aterrizaje (la más larga de Europa) mide 4.200 metros. Está dotada de las más avanzadas ayudas a la navegación, lo que permite su operatividad las veinticuatro horas del día. Tiene una capacidad de aparcamiento para unos 150 aviones en los 158.000 metros cuadrados de estacionamiento. Registra una media de movimientos aéreos diarios de 125, lo que supone un despegue o aterrizaje cada diez minutos. En la base hay unos 600 edificios de diferente tipo y empleo, así como las correspondientes calles para el tráfico rodado en general que es bastante intenso, pues diariamente entran cerca de 6.000 vehículos transportando más de 11.000 personas. En su construcción se invirtió un total de 4.340 millones de pesetas.

En el dispositivo norteamericano fue concebida como apoyo de las misiones rotatorias de los bombarderos B-47 del Mando Aéreo Estratégico, misión que continuó hasta que esos aviones fueron retirados del servicio activo en la aviación militar de los Estados Unidos en 1965. En abril de 1966 se organizó en Torrejón de Ardoz la 401 Ala Táctica de Caza, dependiente de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en Europa (USAFE). Desde 1957 la base se halla amenazada por proyectiles soviéticos y en la actualidad lo es por los misiles SS-20, con cabeza nuclear, lo que convierte a la base en especialmente incómoda por su proximidad a Madrid.

El convenio bilateral suscrito por los Gobiernos de España y Estados Unidos el 2 de julio de 1982, y pendiente aún de ratificación parlamentaria, establecía un control más estricto que el anterior de los movimientos militares en las bases norteamericanas.

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