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Aumenta la violencia política en Córcega pese a la autonomía

Cinco meses después del voto popular que dotó a Córcega de un estatuto particular que le concede una cierta autonomía administrativa y cultural, la violencia se ha apoderado de la isla.En lo que va del año 1982 se han producido cuarenta atentados. La Asamblea corsa condena la violencia con unanimidad, pero no se pone de acuerdo sobre los medios a emplear para combatirla; la tentación de la represión está en el aire.

Durante los últimos tres días, un obrero marroquí, en un poblado del interior de la isla, fue asesinado por dos hombres enmascarados. Casi en el mismo momento, en las proximidades de Ajaccio, desconocidos también dispararon contra un policía que vigilaba la central térmica de Vazzio. Herido, fue hospitalizado. Ninguno de los dos atentados ha sido reivindicado por ahora.

Estos dos ejemplos son los últimos de una lista que en 1982 bate todos los récords desde que, hace veinte años, los autonomistas, y más tarde los independentistas de la isla -los primeros, por la vía legal, y los segundos, con las armas- se rebelaron contra el Gobierno centralista de París.

El Gobierno socialista, el verano último, en el marco de la descentralización que afectará a todo el país, le concedió a Córcega un estatuto particular.

El resultado de las elecciones dejó teóricamente marginada a la minoría independentista, que no concurrió al sufragio popular. El incremento constante de los atentados prueba, en todo caso, que la paz civil es aún una hipótesis en la isla de la belleza.

El grupo clandestino que lucha por la independencia, el Frente Nacional de Liberación de Córcega (FNLC), reivindica muchos de los atentados, pero el origen de no pocas provocaciones es confuso y se sospecha de extremistas de derecha.

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La Asamblea corsa, reunida anteayer, condena la violencia, pero excluye de momento las represalias. El Gobierno socialista de París observa con inquietud ese posible momento en el que tendría que emplear los métodos que condenó siempre.

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