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Carlos Amigo,

arzobispo de Sevilla, ha acudido en la capital andaluza a un espectáculo poco frecuentado por la jerarquía eclesiástica: un recital de cante flamenco y música andalusí. Los actuantes eran Juan Peña, El Lebrijano, y la Orquesta de Música Andalusí, del Conservatorio de Tetuán, que han conseguido una compenetración increíble buscando sus raíces comunes de siglos atrás. La calidad de las atracciones y, tal vez, la nostalgia de sus ocho años de obispo en Tánger cautivaron al arzobispo de Sevilla, que vibró con el recital y fue objeto de la atención de los espectadores por lo insólito de una presencia arzobispal en semejantes actos, informa José Aguilar, desde Sevilla.

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