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La defensa del Real Madrid falló menos que la del Athlétic de Bilbao

Cura de humildad anoche en San Mamés para los de Clemente. El Madrid con mayor aplomo y más sentido de la anticipación que sus rivales, se impuso a un Athlétic cuya línea más floja, la defensa, mostró claramente sus debilidades. También Agustín regaló un gol, para hacer más presentable el resultado.Los nervios de la hinchada bilbaina se contagiaron a los rojiblancos, que en ningún momento dieron sensación de tener controlado el partido. Es cierto que al menos en la primera mitad atacaron más los de casa, pero las contras de los madrileños, dirigidos por un Gallego inspirado, dieron más sensación de peligro.

Di Stéfano había tenido el detalle, en el partido contra el Barcelona, de no situar a un perro de presa sobre Diego Armando Maradona, en la esperanza de compensar la clase del argentino con la inteligencia de Gallego. Entonces no le dio resultado. Pero como Sola, el cerebro del Athlétic, no es Maradona, anoche se notó más la cateogoría del centrocampista merengue.

De él salieron anoche las mejores jugadas y tuvo además el acierto de marcar el gol decisivo justo cuando los bilbaínos, tras el gol de su homónimo bilbaíno parecía enmendar el rumbo del partido. A partir de ese tanto, los bilbaínos abandonaron toda precaución defensiva favoreciendo los rápidos contraataques del Madrid, despertando Juanito, que protagonizó en este segundo tiempo algunas jugadas de mérito. Los bilbaínos realizaban una vez más la demostración práctica de que nada tiene que ver la prisa con la velocidad, y los fallos de Zubizarreta acababan facilitando la tarea de sus rivales.

Tan solo Sarabia, y Dan¡ en ocasiones, demostraron en esta segunda parte algún sentido futbolístico, porque ni Sola, que sigue siendo un jugador de veinte minutos, ni De Andrés, muy desafortunado toda la noche, lograron en ningún momento imponerse al centro del campo blanco.

Por parte madrileña, Juan José estuvo, como siempre, más acertado en ataque que en defensa, siendo Metgod y Camacho los más firmes de la retaguardia, mientras que la brega de Stielike y Angel, la clase de Gallego y el sentido de la oportunidad de Isidro, fueron lo más positivo del líder.

Antes del partido, tanto Clemente como Di Stéfano parecían contar con las mismas cartas: ceder terreno e intentar sorprender en las cortras por velocidad. Pero la prisa de los bilbaínos, contagiados quizás por la euforia del público, acabó por dar ventaja al Madrid, que jugó como sabe hacerlo, mientras que el Athlétic se empeñó en hacer aquello para lo que no está dotado. Fue así como se produjeron los fallos defensivos que afianzaron el control que en todo momento retuvo el Madrid.

Con todo, pudo haber marcado Sarabia a los doce minutos en jugada personal tras fallo de San José; o Dan¡, en el minuto 29, en jugada de Argote y Sarabia, o incluso Noriega nada más saltar al terreno de juego. Clemente había dicho que la clave del partido iba a estar en el acierto de sus delanteros para materializar las ocasiones de que dispusieran en la primera media hora. Las ocasiones no solo fueron menos numerosas que en cualquiera de los partidos jugados en San Mamés esta temporada por los bilbaínos, sino que los desaciertos en el remate se notaron más.

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