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Entrevista:

Maradona: "Sueño con vencer al Madrid"'

En la intimidad de su casa en Barcelona, el jugador argentino trata de explicarse la tensión que vive su equipo. Le obsesiona el partido del sábado frente al Real Madrid, sabe que es decisivo. "Si perdemos, la ventaja será muy difícil de descontar, y además necesitamos el triunfo para conseguir la tranquilidad que nos permita resolver todos los problemas internos". Y, por otra parte, se acerca al momento tanto tiempo esperado. "En estos partidos es cuando uno debe demostrar si está o no para ser campeón".

Solo, en el enorme y despoblado salón de la primera planta de su casa, en el barrio de Pedralbes, Diego Maradona ordena paciente una barrera de sillas de alto respaldo. Pone una al lado de la otra midiendo la distancia que hay entre éstas y una mesita baja de bronce que tiene un hueco en el centro, donde se supone que podría ir, por ejemplo, una elegante maceta. Calculando con un ojo cerrado, Maradona toma un balón y lo sitúa delante de las sillas, con el espacio suficiente para que al golpearlo suavemente con su pierna izquierda pase por encima de ellas y concluya su recorrido, en parábola perfecta, dentro del agujero de la mesa, seis, siete metros más allá. Cada dos o tres intentos el balón entre justo, como colocado con la mano.El juego se interrumpe cuando sale Claudia, su novia, de la cocina cargando una fuente de milanesas (carne empanada), el plato preferido de Diego. Come con dos hambres: una, que le abrió el entrenamiento de la mañana con la plantilla del Barcelona, y otra, que lleva encima de antes, de siempre. De pronto se acaba el zumo de naranja y él dice: "Yo voy a buscar otra botella a la heladera". Al pasar se encuentra otra vez con el balón y como si fuera una parte de sí mismo, lo levanta entre las dos piernas hasta la cabeza; entra así a la cocina, rebotando el balón en su cabeza, y sale con la botella en la mano y el balón en el aire, pasándolo de un pie al otro, hasta que llega a la mesa, se sienta y sigue comiendo como si nada.

El Maradona que no se conoce

La imagen pública de Maradona termina en la puerta de entrada, cuando se baja de cualquiera de sus cuatro automóviles -tres, marca BMW, y uno, Mercedes Benz-; fuera, su timidez se esconde detrás de vidrios oscuros o se protege tras las espaldas de su amigo y representante; aquí, dentro, por lo ya contado y por lo que se ve, hay un pibe de veintidós años que prefiere ver casetes de películas o de partidos de fútbol en la televisión, que lee los diarios deportivos, que escucha música, o duerme la siesta, o come, o juega al balón por toda la casa. Cuando tiene una tarde libre sale y juega dos horas sin parar al tenis en la cancha que tiene en el jardín, entre la piscina y el vivero.Pero, bueno, estamos aquí para hablar de sus salidas nocturnas, que, al parecer, dieron tema a una parte de la Prensa, hasta el punto de que el mismo Núñez, presidente del Barcelona, tuvo que decir que debería cuidar su imagen. "A mí me basta con que el señor Núñez, en la reunión que tuvimos la semana pasada en su casa, me haya confirmado que no dijo eso. No sé a cuántas salidas podrán referirse. Mira, nosotros jugamos casi siempre domingos y miércoles, hasta ahora. Es decir, que entre concentraciones y partidos ocupamos, como mínimo, entre cuatro y cinco días a la semana, depende de si hay que viajar o no. Por tanto, las supuestas salidas serían dos veces por semana, lo que ya no tendría por qué ser criticado. Pero, además, nadie tiene en cuenta que yo vivo aquí, desde que llegué, con mi novia y con mi padre o con mi madre, que están un tiempo conmigo y otro con mis hermanitos en Buenos Aires. Ellos y Jorge, que me controla como si fuera Udo Lattek. Y, bueno, ¿a ver, que me digan cómo se puede hacer vida nocturna en estas condiciones? Y si ya mi, conocen, habrán visto que no tomo una gota de alcohol y que no pruebo un cigarrillo porque no me gusta tomar ni fumar. Creo que más explicaciones no puedo dar".

Maradona tiene su propio análisis sobre los problemas del Barça. "Yo creo que todo es consecuencia de lo que significa el Barcelona como institución. Hay periódicos deportivos, programas de radio, una cantidad de gente que vive de lo que pasa en el Barcelona. Y los diarios salen todos los días, así que todos los días tiene que pasar algo. O grandes triunfos o grandes crisis y derrotas; lo que no se aguanta son las situaciones más o menos intermedias, no se puede tener una o dos semanas de tregua. Eso influye en los dirigentes, que a su vez presionan al técnico, y al final la tensión se contagia a los jugadores. Por supuesto, el público también va al campo cargado con todo lo que se dice, y así nunca se podrá armar un buen equipo. Es imposible jugar bien en esas condiciones. Los grandes equipos son consecuencia del tiempo y la tranquilidad, de un trabajo largo y paciente.

Aquí, dentro de su casa, a solas todo se explica. Maradona tiene veintidós años y de lo que está seguro es de su pasión por el fútbol. Es el tema, el juego, el motivo, su vida. Y el fútbol le dio a cambio todo esto: la casa, la cancha de tenis, la piscina, el estanque, los viajes de sus padres, la posibilidad de invitar a los amigos, los automóviles en la puerta, todo.

-En la última semana los conflictos derivaron en tensión y nervios. El partido contra el Celta lo dice bien claro. Nunca podríamos haber jugado tan mal. Por eso, dentro de todo, es una suerte que el clásico se juegue en Madrid. A nosotros en este momento nos conviene.

-¿Cambiando al técnico se solucionaría algo?

-No, no soy quién para opinar de eso. Yo ya dije hace tiempo lo que pensaba y se armó un lío bárbaro con esas declaraciones. Esa es una cuestión que depende de los dirigentes. Lo importante ahora es recuperar la tranquilidad que teníamos hace dos semanas.

-Pero ahí está también el problema de Schuster.

-Bueno, creo que él ya planteó una cuestión personal.

-¿Cuáles serían, en su opinión, las medidas para lograr lo que todos parecen buscar de maneras tan distintas?

-No sé, para mí no se trata de cambiar técnicos o jugadores cada año. Ya se ve que la solución no se logra sólo con dinero. El Barcelona tiene ahora mismo muy buenos jugadores, casi los mejores de España. Me parece que la cuestión es confiar en un plan de juego que sea ofensivo, que tenga como objetivo ganar en cualquier campo, aunque haya que arriesgar mucho para eso. Y después cada uno tiene que cumplir con su función. Si el público y el socio del Barcelona ve que se trabaja con seriedad y tranquilidad va. a comprender y aguantar hasta que lleguen los resultados y el buen juego.

-¿Para usted, en particular, el partido frente al Real Madrid puede ser muy difícil?

-No lo creo, al contrario. Entre equipos grandes no hay tanta marca personal; se arriesga más, se busca la victoria. Para mí, los partidos difíciles son los de casa y contra rivales débiles que sólo vienen a buscar un punto. Esos me destinan una marca personal, y siempre hay otro esperando detrás por las dudas. Así, perseguido por todo el campo, es muy difícil jugar para cualquiera. A Di Stéfano le conozco de cuando dirigió al River el año pasado y yo jugaba en el Boca. Nunca mandó a nadie a que me pegara, sus planteamientos fueron siempre leales.

-¿Qué le parece el Real Madrid como equipo? .

-Lo vi poco, sólo a ratos por televisión. Me parece que hasta el momento es el más fuerte de todos. Está muy bien armado, sin grandes figuras, pero con buen rendimiento conjunto. Se ve la mano de Di Stéfano. A mí me gustan mucho Juan José, Bonet y Camacho. Creo que la defensa le da seguridad, y cuando van al ataque crean cuatro o cinco situaciones de gol por partido. La cabeza de Santillana es un arma terrible.

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