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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Voladuras controladas

Dice Jung que todo lo que está en el subconsciente "aspira a convertirse en acontecimiento". Por ejemplo, el asesinato freudiano del padre. Estos análisis, que ya apenas sirven para lo personal, se han hecho inusitadamente válidos en lo político. Adolfo Suárez, padre de UCD, asiste a una conjuración freudiana en Palma. Ya le había ocurrido a César, también en el Mediterráneo, algo más arriba, un poco antes:"¿También tú, Bruto, hijo mío?" Unos vuelan el barco para deshacerse del capitán y otros echan al capitán por la borda, con lo que en seguida el Titanic se les hunde en seco. Ahora le ha tocado a Santiago Carrillo. Yo no sé si llevaba bien o mal el partido. Sólo sé que está diciendo las mismas cosas desde que se quitó la peluca y desde antes; Belén es testigo. Lo que en el 77 parecía modernidad, fascinación, europeísmo, de pronto es cascajo verbal de "un hombre de la guerra". Entre Adolfo Suárez y Santiago Carrillo hicieron en buena medida la transición. Prepararon la democracia. Ahora la democracia se desentiende de ellos, no les vota, y alguien vuela sus respectivos partidos desde dentro. A lo mejor ellos ya no son necesarios, no sé. Pero es penoso mutilar a la democracia española de dos políticos importantes, pura sangre, sin que las razones (quizá sí la razón) estén claras en ninguno de los dos casos. Adolfo Suárez me lo dijo en una provincia, durante la campaña electoral:

-Aquí ando, Umbral, de Llanero Solitario.

Santiago Carrillo me lo dijo en una ostrería de Chamberí:

-Lo de Azcárate, a nivel humano, no lo he entendido nunca.

Bueno, a Churchill, después de salvar a Inglaterra del nazismo, los ingleses le echaron de Downing Street para poner a un laborista mediocre: Clement Atlee. Y aquí comentábamos los niños anglófilos de pantalón corto: "Eso es democracia: no rentabilizar los éxitos bélicos". (Los niños anglófilos éramos unos redichos, claro) Eisenhower sí rentabilizó sus éxitos bélicos y le hicieron presidente USA. Yo no sé, ya digo, si están bien o mal estas voladuras para UCD/PCE, pero me parece que empobrecen un poco nuestra democracia. Suárez/Carrillo se legitimaban mutuamente y eso creaba un equilibrio que era bueno para todos, pero que molestaba a muchos. Alguien rompió el equilibrio con filo de naipe y desde entonces todo ha ido peor, esa es la verdad. Explicaciones políticas se han dado muchas: todas. Explicaciones jungianas, ninguna. El asesinato del padre, que ya Freud toma de la mitología (o sea, de la Historia alegorizada) y aplica al individuo, es un episodio recurrente que vuelve siempre a su plano natural: la Historia o la política. Se castiga a Sócrates, a César, a Churchill, a Suárez o a Carrillo. En grande o en pequeño, el mecanismo es igual. Y probablemente necesario para la marcha de la Historia, más que de la especie. Pero el asesinato del padre tiene un sentido último de suicidio colectivo que, en política, hay que procurar que no trascienda del propio partido. Como, en psicoanálisis, hay que procurar que no trascienda de la familia a la humanidad. Las especies (también las especies políticas) se depuran así, mediante ordalías, como las tribus primeras. Lo que pasa es que ahí está la tribu de al lado, o sea, Fraga, para bucanerizar el barco desguazado. De UCD se ha llevado lo que ha podido, y lo que no ha podido se lo está llevando Antonio Garrigues en su globo liberal, tipo crucero de otoño. Del otro lado, Felipe, y no Gerardo Iglesias, resulta el verdadero cliente de Carrillo. Menos, mal que, al psocialismo, "lo que no le mata, le hace más fuerte". Ya no estamos en Marx, sino en Nietzsche.

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