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El Campeonato de España de Caza, otra vez un acto social

Ayer se celebró un nuevo Campeonato de España de caza menor con perro, que volvió a ser más un acto social, que deportivo. Los dieciséis participantes se alojaron en casas particulares de Valdecaballeros; los directivos e invitados, en la hospedería del Real Monasterio y en el parador nacional de Guadalupe. Una parte importante de los componentes de la expedición oficial optó por permanecer en sus habitaciones en lugar de asistir al desarrollo del campeonato ante el mal tiempo que hacía en el cazadero. El presidente de la Federación Española de Caza no eludió el hablar de este tema, al igual que el de las esposas de directivos, que son invitadas, junto a los periodistas.Es tradicional que las competiciones deportivas organizadas por la Federación Española de Caza sean auténticos actos sociales. Aún se recuerda la edición celebrada en Málaga, donde se puso a disposición de las esposas de los directivos un autobús para que hicieran un recorrido turístico por la Costa del Sol, mientras se celebraba el campeonato; o la de Canarias, donde hubo que repoblar el terreno ante la carencia de caza para justificar el haber llevado allí el campeonato. El actual presidente de la Federación Española de Caza, Lesmes Peña, al tomar posesión anunció que estos hechos iban a terminar. Sin embargo, en el primer campeonato celebrado bajo su mandato, se han vuelto a repetir situaciones pasadas. El argumentó que es "producto de una herencia recibida de la anterior directiva y ojalá sólo fuera ésto, porque la situación que nos encontramos era desesperante; faltaban papeles por todas partes".

El campeonato que ayer se celebró correspondió al de la pasada temporada, en la que hubo que suspenderlo por el anticipo de la veda. Estaba previsto celebrarlo en Valdecaballeros y Lesmes Peña mantuvo esta sede, pese a la carencia de plazas hoteleras, porque "cuando fui elegido presidente la asamblea ya había decidido el escenario del campeonato y no consideré oportuno comenzar mi trabajo con cambios radicales. No había sitio para alojar a todos y consideramos que lo mejor era acomodar a los cazadores cerca de donde iban a competir para evitarles un largo desplazamiento el día de la competición. Que se alojaran en casas particulares no ha sido una discriminación. Se les han procurado este año detalles que otros años no tuvieron".

En este sentido, Parrita, el participante en el campeonato que más veces ha participado en una final y que ayer se proclamó campeón corrobora las palabras del presidente: "Nosotros preferirnos dormir con menos estrellas, si con ello salimos beneficiados. Otras veces hemos tenido que hacer desplazamientos de más de una hora por carreteras infernales y los perros han llegado mareados, o nos han alojado en hoteles donde no nos los admitían o en los que teníamos que soportar las cenas oficiales en la víspera del campeonato y acostarnos de madrugada. Ahora parece que se piensa algo en lo que más nos conviene y esta vez pudimos cenar solos y cuando quisimos, dormir cerca del cazadero y tener los perros en lugares adecuados".

Costumbres heredadas

Sobre la presencia masiva de directivos en el campeonato, el presidente reconoció que, efectivamente, puede que sean demasiados: "Pero es una costumbre y si adopto una postura radical, las estructuras se pueden volver en mi contra. Los cambios tienen que se poco a poco. Y tengo la intención de que los campeonatos sirvan como mesa de trabajo. Ya que nos reunimos todos, aprovechemos para tratar temas. Incluso no descarto la posibilidad de que en el próximo campeonato celebremos al mismo tiempo la asamblea y el Día de la Caza. En cuanto a que hay quien se trae a su esposa, es algo que tengo que permitir pues muchos trabajan en la Federación por nada. Y si luego no se dejan ver por el campeonato porque hace frío y lluvia, qué le vamos a hacer. Me doy cuenta de ello, pero mientras no haya abusos no voy a intervenir".

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