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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Moralina, erotismo... y Koo Stark

A mediados de los años setenta, cuando algunos productores vieron que las tijeras censoras olvidaban su vieja rigidez, se lanzaron a realizar el cine que nunca había podido ser. Centenares de comedias eróticas inundaron las pantallas españolas. Fue el boom del chiste picante, del desnudo entrevisto, de la pasión insinuada. Las actrices españolas comenzaron a mostrar encantos hasta entonces ocultos y los guionistas salpicaron sus textos con los viejos chistes de café que se recitaban en España desde que impusieran su moral los Reyes Católicos.El año 1975 fue, en este sentido, un año fértil. Basta recordar algunos títulos: Sensualidad, Vida íntima de un seductor cínico, Obsesión, Las protegidas, El precio del aborto, El vicio y la virtud, Ultimo deseo, Virilidad a la española... Nadiuska, Agata Lys, Amparo Muñoz y un buen número de desconocidas actrices extranjeras protagonizaban sus repartos. Es muy posible que fuera en esa época cuando muchos productores descubrieron que podían ofrecer películas improvisadas, sin suficiente tiempo de rodaje ni ideas mínimamente sentadas. Desde entonces hasta hoy, el cine de consumo español ha perdido la dignidad de cualquier producto comercial. Es ahí donde reside el mayor problema de nuestro cine.

La novia del príncipe

No hay que creer, sin embargo, que estas comedietas eróticas suponían atentado alguno al buen orden moral imperante en el cine español desde el final de la guerra civil. Las tentaciones sufridas por sus personajes, las complejas peripecias que les hacían soñar con placeres insospechados concluían siempre demostrando que no hay felicidad sexual fuera del matrimonio, ni alegría que cien años dure. Es decir, se mostraba al espectador la fruta prohibida para abofetearle después con las consignas moralistas de costumbre. Nunca un final heterodoxo, jamás un planteamiento subversivo.En ese contexto surge Las adolescentes, que ahora tiene el atractivo añadido de contar en su reparto con Koo Stark, la actriz que ha saltado a las revistas del corazón como novia presunta del príncipe Andrés de Inglaterra. Pedro Masó, que había iniciado su larga carrera cinematográfica en los años cincuenta como guionista de Las chicas de la Cruz Roja, tenía ya el firme propósito de dirigir sus propias películas. Experiencia prematrimonial le había posibilitado un sorprendente éxito de taquilla, pero Un hombre como los demás, recientemente emitida en televisión, había supuesto un claro fracaso: no interesaba a los espectadores ver de nuevo las tribulaciones de un cura que no consentía en la tentación.

Las adolescentes le devolvió a su antiguo camino el éxito: Ja película se mantuvo durante varios meses en locales importantes de varias ciudades e incluso se exhibió en otros países europeos. No es extraño que así fuera ya que sintetiza con claridad las tendencias de aquel cine español que ignoraba que Franco moriría ese mismo año.

La historia de la joven, Ana, que vive pacíficamente con sus papás en un pueblo de la costa y que, contra su voluntad, debe estudiar en Londres, permitía servir todas las demandas: en primer lugar, el inevitable morbo de las adolescentes semidesnudas que, en este caso, se justifica al verse envueltas, por su mala cabeza, en una inverosímil red de productos pornográficos (¡cosas de los colegios de Londres!); más tarde, porque las malas compañeras que conducen a Ana por el camino de la perdición sufren, un justo castigo por su locuras casquivanas. El espectador, pues, se ha alimentado con la esperanza de que las adolescentes entren realmente en el tormento de la pornografía (y hay una violación con negro incluido que así lo promete), para conformarse al final con la idea de que si no tiene dinero para que sus hijas estudien en Londres, tiene al menos la esperanza de que en los colegios privados de monjas garantizan su integridad sexual.

Pedro Masó mostró en todas estas películas una rara habilidad para descubrir jóvenes actrices que, con el tiempo, se transformarían en estrellas o en populares figuras de las revistas del corazón. Fue en Experiencia prematrimonial cuando vimos por vez primera a la fascinante Ornella Mutti; hace poco protagonizaba la última película de Marco Ferreri.

En Las adolescentes, Pedro Masó compuso un reparto en el que ahora podemos descubrir a una principiante Victoria Vera pero, sobre todo, a su protagonista, Koo Stark, que poco después se haría popular por su aireado noviazgo con el príncipe Andrés con quien compartió una escapada a las islas Barbados. Quizá por eso disgustó tanto Las adolescentes a los censores británicos.

Las adolescentes se emite hoy a las 23.00 por la primera Cadena

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