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El Ujpest no pudo con la defensa del Real Madrid

El Real Madrid sólo pasó apuros durante medio tiempo. Tras el gol de Santillana, el Ujpest perdió sus ímpetus atacantes. El equipo madrileño, con el gol de ventaja, se serenó y realizó un fútbol de contragolpe bastante aceptable. Mientras el Ujpest soñó con remontar la eliminatoria, el Madrid se limitó a defenderse, a despejar a la desesperada y a mandar balones a la zona de nadie, fórmula que en rugby está definida como patada a seguir.El Ujpest salió en tromba y acorraló al Madrid en su parcela. A la velocidad atacante húngara respondieron los madridistas con el sacrificio defensivo de la casi totalidad de sus hombres. Unicamente Santillana se quedó arriba y en ocasiones también acudió al achique.

Los primeros minutos fueron de constante agobio para el Madrid. Las situaciones peligrosas se sucedieron aunque fue realmente difícil encontrar hueco para el remate. Los mayores problemas se suscitaron en un principio por el marcaje de Bonet a Torocsik. El central se pegó al delantero del Ujpest y éste retrasé, muy inteligentemente, su posición. Bonet se quedo fuera de su actual posición y ello complicó las cosas. Aunque Metgod, Stielike y Gallego taponaron el hueco que dejaba Bonet, la inestabilidad defensiva era evidente. Con la. salida del campo de Torocsik en las postrimerías del primer período, resentido de su lesión, Bonet jugo a placer. El central madridista, sin un par como Torocsik, se vio sobrado de recursos para imponer su ley que en ocasiones, además de eficaz, resultó espectacular.

El Ujpest fue incapaz de romper la barrera defensiva madridista. Los zagueros blancos estuvieron siempre prestos y afortunadamente para ellos se cumplió .lo previsto por Di Stéfano; Isidro y Portugal renunciaron durante la mayor parte del encuentro a todo intento de penetración. Su máximo interés radicó en la persecución de los defensas laterales adversarios. El Madrid, en realidad, no creó juego hasta que se vio con el gol a favor. Destruir fue la tónica general y es más, en los primeros minutos, los jugadores recurrieron a toda clase de tretas heterodoxas para cerrar el paso a los contrarios. El Ujpest respondió del mismo modo por medio de Szabo, que anduvo por el centro del campo renunciando a fumar la pipa de la paz.

El Madrid en sus desesperados e infrecuentens contraataques se lo jugó todo a buscar la, cabeza de Santillana, pero esta vez fue inútil cualquier bombeo a la olla. El guardameta húngaro, de una gran altura, estuvo siempre muy seguro en las salidas y Karlos, cuya talla también es similar a la de un baloncestista se cruzó siempre bien en el camino de Santillana.

El Madrid ejerció un claro pressing dentro de su campo sobre el equipo contrario. Cuando en el segundo tiempo se produjo la distensión, jugó el balón con largos desplazamientos y llego al área con la pelota a ras del suelo. El Madrid, que pudo imponerse mucho más en el segundo tiempo, no lo hizo porque se encontró con problemas inesperados. Stielike, en el primer tiempo, se hizo daño en el muslo izquierdo al lanzar un remate desde fuera del área y, consecuentemente, su labor fue a menos. El germano se escondió algún tiempo en la banda izquierda para poder aprovechar en los momentos oportunos sus escasas fuerzas. No obstante, tanto Angel como Gallego y Metgod supieron empujar hacia adelante cuando la situación se tomó más favorable.

El Madrid no pudo satisfacer a los aficionados que pretendieron ver un buen encuentro porque su misión fundamental fue lá de salvar la eliminatoria a cualquier precio. Todo el equipo supo sacrificarse para defender su marco. Agustín, a pesar de que vio rondar el balón muy próximo a él, tuvo escasísimas ocasiones de lucimiento. Los húngaros, una vez más, adol'ecieron de falta de remate. Unicamente en el segundo tiempo lanzaron un fuerte remate que se estrelló en el larguero. El Madrid logró su objetivo. Su mayor mérito consistió en aguantar los embates de la marea húngara en la primera media hora. La baja de Torocsik permitió una mayor elasticidad al Madrid. El pasar la eliminatoria era lo único que se pretendía. Pedir buen juego hubiera sido, quizá, demasiado. En el fútbol de hoy lo que importa es en definitiva el resultado final.

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