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La victoria socialista

La CEE y el terrorismo, problemas para la colaboración entre los Gobiernos socialistas de París y Madrid

La victoria electoral del PSOE ha sido acogida con satisfacción en Francia. Tanto en medios gubernamentales como de la oposición, los resultados arrojados por las urnas se interpretan como prueba de la consolidación de la democracia en nuestro país. Simultáneamente, el nuevo mapa político español plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones bilaterales, si bien cabe confiar, de entrada, en una mejora motivada por la proximidad ideológica entre el PSF y el PSOE. Pero será la cuestión de la colaboración en temas de terrorismo la que constituya la prueba de fuego. Medios cerca nos a ETA Militar aseguran que se espera un próximo gesto del PSOE que haría viable la negociación en el futuro, en tanto que un portavoz de la organización asegura que se va a recordar al Gobierno francés sus promesas para el caso de que el PSOE llegase al poder. Por su parte, Le Monde asegura que una negociación positiva con ETA mejoraría las relaciones, pero que, en caso contrario, el problema de las extradiciones se replantearía. La postura francesa sobre la integración española en la CEE -que no es previsible que se altere- constituye otro importante factor de distorsión.

La nueva etapa de las relaciones franco-españolas, consecuencia ineludible de la conquista del poder en Madrid por los socialistas del PSOE, absorbe lo esencial de los múltiples y exahustivos análisis sobre el cambio en España. El espectro de las dos Españas de 1936 continúa coloreando las perspectivas del futuro español que prevén los galos. El secretario general del Partido Comunista francés (PCF), Georges Marchais, se negó a enjuiciar los malos resultados del PCE.No sólo la mayoría socialista que gobierna en este país se alegra del triunfo del PSOE. Puede decirse que la mayoría de los franceses se felicitan de la "consolidación de la democracia en España", que significa, a su entender, la llegada de Felipe González a la jefatura del Gobierno. Así lo expresa toda la Prensa y así lo hace notar claramente el partido más importante de la oposición, el neogaullista, dirigido por Jacques Chirac. Los giscardianos, por el contrario, se han callado hasta el momento.

Gran despliegue en la Prensa de París

Hasta cuatro y cinco páginas dedicaban ayer los diarios de París al "acontecimiento histórico del otro lado de los Pirineos". Casi todos insisten en "el peligro de las dos Españas". El colmo del honor a lo hispánico le incumbe al diario favorable a la oposición conservadora liberal, Le Quotidien de París, que ayer titulaba el editorial de primera página -que aparecía escrito en español y con tinta roja- precisamente con la referencia a este "peligro".

Lo que absorbe ya la mayor atención son las consecuencias del nuevo mapa político español. Y, de manera más precisa, el futuro de las agresivas y difíciles relaciones París-Madrid. Los medios de opinión hostiles al Gobierno mitterrandista se extienden sobre las diferencias profundas entre el socialismo a la francesa y el socialismo que encarna Felipe González, considerado por este sector de los franceses como "pragmático, pegado a las realidades del país, antimarxista y que excluye a los comunistas".

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También se recuerda ahora la incompatibilidad entre "el ideólogo y moralista Mitterrand y el pragmático y distendido González". De aquí que se considere precipitada la conclusión de muchos socialistas galos, según la cual, la victoria del PSOE en España, tras la de los socialistas griegos y la de los suecos, anuncia "la ola de socialismo que invade a Europa occidental".

Innovaciones o tirastarnos

Establecida esta diferencia de socialismos, muchos observadores entienden que las relaciones entre los dos países, favorecidas en un primer tiempo por una mejor disposición, no tardarán en toparse con los problemas. El independiente Le Monde escribe en su editorial que, en este sector de los lazos hispano-galos es en el que Mitterrand y González "pueden innovar más, o en el que pueden padecer los más abultados trastornos".

Una negociación positiva "con ETA, cuya dirección se esconde en Francia", dice ese diario, mejoraría las relaciones. Pero, en caso contrario, el problema de las extradiciones se replantearía. Sobre esa posible negociación, hace 48 horas un portavoz de ETA Militar afirmó, en privado: "Mañana telefonearemos a Líonal Jospin, primer secretario del Partido Socialista Francés, para recordarle las promesas que nos ha hecho para el día que el PSOE llegue al poder".

Otros medios, cercanos a la misma organización, consultados ayer, estiman que "la estancia del Papa en España pudiera favorecer algún gesto por parte de los responsables del PSOE, que enlazaría con el deseo de negociación que, de alguna manera, manifiesta ETA, y convertiría a aquella en más probable. El Gobierno francés, naturalmente, participaría en ese eventual proceso que, por ahora, de todas maneras, no ha empezado".

Cada cual conviene aquí que, si la cuestión de las extradiciones de los vascos residentes en Francia llega a ser replanteada por el futuro Gobierno de Felipe González, el mano a mano París-Madrid sería más que delicado.

La cuestión del ingreso en el Mercado Común

El tema de la entrada de Espafía en la Comunidad Económica Europea no se cree aquí que vaya a cambiar fundamentalmente en lo sucesivo. "El presidente de la República no correrá, el riesgo de perder el voto de los agricultores del suroeste en beneficio de sus amigos socialistas españoles", anota un comentarista independiente del diario Liberation. Así piensa la mayoría en este país.

Pero también hay, que anotar que el sector de la opinión favorable al Gobierno entiende que "España, ahora, no es una puerta de al lado, sino una puerta abierta", y que todos los problemas comunitarios son negociables.

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