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La victoria socialista

El fracaso electoral del partido comunista puede reabrir el debate sobre su línea y funcionamiento interno

El desastre electoral del Partido Comunista de España debe abrir un debate en el seno del partido que no excluya la renovación de su línea política y de sus estructuras de poder. Este podría ser el resumen de las reacciones que pudieron recabarse ayer, sin que faltaran críticas al planteamiento de la campaña electoral y "un estado emotivo y psicológico natural al día siguiente de la derrota" en palabras de Jaime Ballesteros, miembro del comité ejecutivo del PCE, cuyo secretariado se reunió ayer en Madrid para analizar la situación. El comité ejecutivo está convocado para el próximo martes.

Para Jaime Ballesteros la dimisión del secretario general del partido, Santiago Carrillo, que llegó a rumorearse la noche de las elecciones y fue rotundamente desmentida por el líder comunista, "es un asunto resuelto y manoseado, porque Carrillo fue elegido por el congreso y el comité central y éste órgano le reeligió cuando presentó su dimisión, mientras el ejecutivo en pleno amenazaba con dimitir si el secretario general no volvía". Sin embargo, Nicolás Sartorius, candidato número dos de la lista al Congreso por Madrid, aunque se negó a emitir un juicio sobre el relevo en la secretaría general del partido, dijo que "el PCE debe y puede recuperarse, pero realizando cambios sustanciales no tanto en su política, sino en la imagen, el estilo y las formas de conectar con la sociedad", sin olvidar "también la necesidad de hacer cambios en las personas".Sartorius añadió que "un revés de esta magnitud exige un análisis sereno y profundo, pero que llegue a sus últimas consecuencias" y no quiso precisar cuáles serían éstas últimas consecuencias."

Mientras Jaime Ballesteros achacaba el fracaso del PCE en las urnas a las circunstancias sociológicas del voto útil y a la tendencia a la bipolarización política, más que a hipotéticos errores del partido, Josep Solé Barberá, diputado del PSUC en la anterior legislatura y que ahora no ha conseguido su escaño por Tarragona, reconocía que "hace falta una reflexión política seria y no creo que sea cuestión de cortar cabezas, pero el PCE no ha conseguido en la campaña establecer sus diferencias con los socialistas; la idea de Santiago (por Carrillo) de que el PCE era la única garantía de izquierda, porque el PSOE estaba más a la derecha, era un elemento débil".

Meras circunstancias políticas

"Habría que haber explicado", siguió Solé Barberá, "que el PSOE no ha tenido una derechización debida a la prudencia o a las circunstancias, sino porque tal derechización está dentro de la tónica de ese partido. Incluso en el lema no había necesidad de haber dado a entender que el PCE y el PSUC éramos meras circunstancias políticas. La gente se ha dicho: si de lo que se trata es de votar izquierda, votamos al PSOE. Y esta confusión en política se paga siempre".

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El secretario general del PSUC, Antoni Gutiérrez, quien dijo que en Cataluña "hemos asumido los resultados desde nuestra moral comunista", expresó el deseo de "autoexaminar el funcionamiento de la dirección del PSUC y no asumir acríticamente que la dirección no pueda mejorarse" y de dar al partido "cambios políticos y organizativos", según aconsejen los análisis poselectorales. En cuanto al partido, Gutiérrez dijo que "en el PCE podríamos caer en una trampa fatídica si quisiéramos interpretar los resultados relacionándolos con la dirección; no obstante, siempre se puede y se debe mejorar el equipo dirigente".

En Andalucía "ya sabíamos la que se nos venía encirna", según el diputado electo por Sevilla, Fernando Pérez Royo. "La campaña no ha sido un prodigio", añadió, "pero los problemas fundamentales han venido por una imagen del partido deteriorada en los dos últimos años, en los que ha aparecido ante la opinión pública más que nada por cuestiones internas no siempre bien resueltas".

Pérez Royo dijo también que "ahora no me parece de buen gusto exponer mi opinión sobre la renovación en la cúspide del partido, aunque la tengo" y agregó que gran parte de las bases del partido comunista en Andalucía "no critican la campaña, sino el estado de cosas en el partido y les parece muy significativo que éste no se renovara en el décimo congreso; la vida política en el partido ha languidecido".

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