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Indecisión bursátil ante el triunfo socialista

El triunfo socialista en las urnas fue recibido con unas sesiones bursátiles bastante aburridas, que mostraron una tendencia incierta, y donde en cualquier caso las órdenes compradoras brillaron por su ausencia. Los primeros corros eléctricos, en contra de lo que preveían algunos optimistas al cierre de las reuniones del pasado jueves, aportaron unos síntomas de debilidad bastante preocupantes, que podrían haber llegado a tener un reflejo contundente en los índices. Afortunadamente, las hadas buenas de la Bolsa -que existen, igual que las perversas- se decidieron a actuar en apoyo del mercado, intentando que su actuación sirviese de estímulo a alguno de los inversores que tanto jaleaban las posibilidades de algunas acciones a corto plazo.Sin embargo, estos estímulos no llegaron a surtir el efecto deseado, y hubieron de ser algunos bancos, junto con un postrero esfuerzo de Telefónica, quienes se encargasen de crear las condiciones objetivas para que los índices generales no experimentasen recortes y con ello aparentasen una repulsa drástica del mercado de valores a los resultados electorales.

Las eléctricas volvieron a constituirse, precisamente por las circunstancias antes apuntadas, en el centro de atención de los asistentes a estas históricas reuniones. Hidrola, que el día anterior no pudo disfrutar de la corriente compradora genérica que se extendía al resto de sus compañeras, tampoco tuvo ayer fuerza propia para, protagonizar ningún tipo de avance. Se tuvo que contentar con una modesta repetición, aunque no es menos cierto que peor librada salió Unión, al registrar una pérdida de un punto y medio.

Por su parte, Iberduero, Fecsa y Sevillana sí pudieron reflejar el influjo benéfico de la mano protectora, y sus precios acumularon nuevos avances de pequeña consideración. La realidades que en el caso de esta última compañía ya han comenzado a circular con profusión los rumores sobre la inminencia de una hipotética ampliación de capital, en la proporción de una acción nueva por cada ocho antiguas, liberada en un 60% de su valor nominal. Estos rumores pueden constituir un cierto estímulo para algunos inversores, que son rentabilizados por los responsables del valor.

En cuanto al grupo bancario, la oferta continuó establecida en unas cifras que rozaban el ridículo y de las que se servían varias entidades para generar mejoras en los precios de sus títulos con bajo coste. Sólo el Santander presentaba una diferencia entre susórdenes compradoras y las de venta, favorables a las primeras, y, en cualquier caso, se limitaban a 21.552 modestos títulos. No obstante, fueron más que suficientes para justificar una mejora de cuatro puntos en el mercado madrileño.

En este movimiento alcista acompañaron al banco cántabro el Bilbao, que sumaba dos enteros; Central, que mejoraba tres duros su precio, y el Vizcaya, que ganaba dos puntos.

Sin embargo, y a pesar de todos los esfuerzos, el ambiente al cierre de las reuniones se había ido enrareciendo paulatinamente; la oferta aparecía momentáneamente remansada, pero nadie se atrevía a apostar un duro por el futuro inmediato del meircado. La del próximo martes será posiblemente una sesión interesante y de la que se podrá sacar algún tipo de conclusiones sobre las intenciones de los más destacados inversores institucionales.

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