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Elecciones legislativas

El ambiente de derrota en UCD, CDS y PCE contrastó con la satisfacción de AP

Desolación, lástima, ambiente de derrota, era lo que se respiraba en las sedes de los partidos Unión de Centro Democrático (UCD), Centro Democrático y Social (CDS) y en el Partido Comunista de España (PCE). Han sido los grandes perdedores de estos comicios. Para Alianza Popular (AP) la satisfación era tónica de la noche. Calvo Sotelo entró, pálido, a la sede de UCD antes de que se conociera la amplitud de la derrota, saludó a las secretarias, penetró en un despacho y luego se fue y no dijo nada: sólo que estaba satisfecho de la amplitud del voto general de los españoles.

En la sede de Cedaceros, los militantes de UCD, los funcionarios y los periodistas compartieron un ambiente de desolación que no dio ánimos, siquiera, para manifestar impresión alguna cuando la televisión y las terminales de datos daban los síntomas del desastre.Una conversación entre técnicos de televisión dio la nota de la atmósfera: "Abre el micrófono, para que se escuche el ambiente", exclamaba un técnico. "Pero si no hay ambiente", respondía, desolado, el otro.

Al final hubo lágrimas que Landelino Lavilla -"el fenómeno Landelino", insistía un militante irreductible- intentó enjugar con una sonrisa desarmada por sus ojos acuosos, bromeando con los escasos presentes: "Pero si esto parece una juerga nocturna". Rodolfo Martín Villa, que anoche todavía no sabía qué podía hacer un hombre como él sin un escaño, estaba pálido como la luz de la imagen, e Iñigo Cavero asumía su viejo talante democrático para afirmar que la de anoche no era la noche de la tristeza. Una militante de la primera hora, Esther Almansa, del grupo parlamentario, afirmaba que esta UCD podría ser más pura; los hijos de Landelino llegaban, asustados de tanta desolación, como Aureliano Buendía el día en que el pariente más viejo los llevó a ver el hielo, y un militante de Soria asumía su papel inmediato: "Apuntarme al paro".

Alvarez del Manzano reía sin ganas en un pasillo, mientras salía Cavero a despedir a unas visitas al ascensor; antes, Alvarez de Miranda ensayaba una sonrisa imposible junto a un mustio jarrón de flores, cerca de un televisor en el que el exultante Fraga trasmitía su mensaje victorioso. Antes, Javier Tusell hablaba del juego sucio que les había llevado a esta soledad, Martín Villa recibía preguntas sobre el voto de castigo de que había sido objeto su partido y sonreía impasiblemente dotado de cáscos radiofónicos que le hacían regresar a Ia popular imagen que de él dio Peridis cuando era el antiguo ministro, hoy con escaño raspado, el encargado de decir que su partido había salido victorioso.

Cuando terminó de hablar Landelino para la televisión, para la radio y para sí mismo, el bar de Cedaceros quedó desierto y los últimos, los rezagados, los penúltimos tristes de la noche ucedea oyeron una frase sin importancia, una dramática concesión a los problemas de la intendencia. Un militante exclamó, en la barra: "Ya no queda ni cerveza".

Invasión de militantes de AP-PDP

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Los militantes y simpatizantes de la coalición electoral formada por AP y el PDP invadieron anoche a partir de las once, los salones del hotel donde estos grupos habían instalado su cuartel general a la espera de conocer los resultados. Por allí aparecieron los líderes de esta coalición, entre ellos Oscar Alzaga, José Luis Alvarez, ex ministro de agricultura, que se mostró satisfecho por la subida experimentada por los dos partidos, Javier González Estefany, hasta hace poco dirigente de la Confederación de la Pequeña y Mediana empresa, y Manuel Fraga Iribarne, principal líder de la coalición.

A medida que fue transcurriendo la noche y se fueron conociendo los resultados electorales, el ambiente en el local de Alianza Popular fue disminuyendo considerablemente, y a las tres de la mañana todos sus principales líderes habían abandonado el local sin hacer manifestaciones importantes, a excepción de Javier González Estefany.

Fuerte pesimismo en el PCE

El ambiente en la sede del Partido Comunista de España a las 10,45 horas de ayer era de fuerte pesimismo a imedida que se conocían los resultados electorales. La nota principal era un descenso en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y la prácticamente segura pérdida de los escaños que obtuvieron en las anteriores elecciones en Córdoba, Cádiz y Málaga.

De hecho, a la hora de redactar esta crónica, sólo dos dirigentes, Simón Sánchez Montero y Julian Ariza, habían aparecido por la sala de Prensa.

Sentimiento de lástima en CDS

Se respiraba la decepción en la sede del Centro Democrático y Social (CDS), en el hotel Gran Versalles. Desole las diez de la noche, los asistentes, incómodos en el pequeño hall del hotel, esperaban con ansiedad la aparición de Adolfo Suárez, que se dejó ver cuando casi era la una de la madrugada, para decir a sus alicaidos seguidores "que no decaiga el ánimo ni un minuto". Y entonces se produjo el primer y casi único aplauso de la noche. Luego confesaría a la prensa, "hombre, la verdad es que esperábamos tres o cuatro escaños,". Y Adolfo Suárez se fue del hotel llevándose la alegría que había conseguido crear, al menos, durante unos fugaces minutos. Detrás de él, poco a poco, el hall quedó de nuevo desolado.

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