Hans Butgereit,
un ingeniero alemán de 44 años de edad, piensa cruzar el Atlántico en un submarino de bolsillo, que más parece un platillo volante, utilizando como propulsión del aparato un par dé remos que moverán una hélice. Butgereit pretende realizar esta insólita aventura zarpando de las islas Canarias para llegar a Barbados en una fecha aún no fijada. La nave, que tiene una extrañísima apariencia, le ha costado 120.000 dólares, más de doce millones de pesetas, y diecisiete años de cavilaciones. El aire necesario lo logrará a través de un tubo respirador adosado a la parte superior del submarino.
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