El zoo de Barcelona
Hace unos días acompañé a unos amigos, extranjeros a visitar el parque zoológico de Barcelona, que conocían de referencia. La visita constituyó un éxito, hasta el momento en que mis acompañantes tuvieron necesidad de acudir a los servicios instalados en el recinto. Se me cayó la cara de vergüenza. Sucios, malolientes, sin papel higiénico, ni jabón ni toallas, con los sanitarios deteriorados, propios de un país subdesarrollado y nada acorde con un recinto que pasa por ser de los mejores de Europa y visitado por miles de personas, nacionales y extranjeros. Leo en la edición de Barcelona de su diario, el pasado 14 de octubre, que el zoo está recibiendo nuevos animales para hacerlo mejor y más grande. No estaría de más que el ayuntamiento, además de invertir para mejorar las condiciones de vida de los animales, se preocupara también de adecentar los servicios dedicados a los visitantes, que también son animales, aunque racionales./
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