_
_
_
_

Las tablas deslizadoras están socializando la vela

Vientos a veces huracanados y mares acordes con la violencia del vendaval complicaron la disputa del Campeonato Mundial de tablas deslizadoras a vela organizado la semana pasada en la Costa Esmeralda, desde hace un mes núcleo desértico del turismo internacional. Los participantes permanecieron largos días cuidando la puesta a punto de sus frágiles embarcaciones en el hangar del Club Náutico de Laredo, bajo la lluvia, con un ojo puesto en el barómetro y otro en el encrespado Cantábrico. Más de doscientos, de todos los continentes, llegaron a Laredo para competir en tres categorías distintas (pesados, ligeros y féminas) que, como en el boxeo, tienen mucho que ver con la báscula y la morfología. Las tablas están socializando claramente la vela.

Sobre el Cantábrico, en el campo de regatas, se definieron dos técnicas. La sobriedad de los europeos, con los franceses mandando en la clasificación, y la espectacularidad, no tan funcional, de los americanos, tal vez atraídos por la regla del más difícil todavía. Profesionales y amateurs estuvieron en la línea de salida.Excepto unos pocos, casi todos los tablistas reciben algún tipo de ayuda; un 40% pueden encuadrarse en la definición de aficionados marrones y de 20 a 25 son profesionales del windsurf Robby Naish, de 20 años, casado, dos veces campeón del mundo, flamante vencedor de la Panam Cup, hawaiano, el ídolo mundial, no ha te nido reparo en asegurar que gana con este deporte de ocho a diez millones de pesetas anuales, cifra que le parece reducida "porque esta especialidad no se paga; después de los Juegos de Los Angeles se revalorizará enormemente".

Conocidos tales datos no extrañará que más de un regatista amenazase con abandonar cuando el comité organizador del campeo nato, en el que la inclusión de cuatro españoles ya suscitó problemas, exigió que se cumpliera a rajatabla la normativa de la IYRU (Unión Internacional de Yates de Regatas). Los artículos 25-I (a) y 26-I (a) del reglamento internacional del máximo organismo de la navegación deportiva es tajante y no permite publicidad en las velas de las planchas que exceda de un cuadrado de quince por quince centímetros. Otras reglas de la asociación IBSA (que abarca a la modalidad del windsurf) son más condescendientes y en su ambigüedad se basaron los grandes de las tablas para propugnar cierta manga ancha. No se cedió y por primera vez en un Mundial de esta especialidad la legislación se acató plenamente. Ni en los de Florida Israel y Miami, se había logrado algo similar.

Clase olímpica

El jurado ganó una batalla de la larga guerra que amenaza con explotar en la cumbre olímpica de Los Angeles. La IYRU ya decidió y se espera que lo confirme en la reunión de noviembre en Londres, que en la gran cita de California se compita con el modelo Winlider de origen alemán. A no más de cuarenta kilómetros del campo de regatas estará la planta donde se fabrican las windsurfer, nombre que lleva la plancha que creó el inventor de esta modalidad de vela, un arquitecto norteamericano, naturalmente. El padre de las tablas se volvió atrás de su postura de no permitir la entrada de otros prototipos en Estados Unidos a cambio de organizar en plenos Juegos una regata de free style.En Laredo, sin embargo, no se dieron cita modelos windsurfer, porque dicen que no son los más idóneos para un Mundial de las características del desarrollado en la costa de Cantabria. Mistral, Alpha, Tornado y, sobre todo, la Crit son las marcas que mandan, con especial dominio de la patente gala.

Contrabando

El windsurf nació en Estados Unidos hace dieciseis años y llegó a España en 1974. Se calcula que en un lustro se vendieron en nuestro país más de 30.000 tablas, cifra que ha de ponerse en tela de juicio porque en este comercio abundan el contrabando y la venta incontrolada. Sí son más fiables los datos de más de 2.000 regatistas, de los cuales sólo unos 600 poseen licencia en vigor. Con su designación como clase olímpica no se espera un salto en las ventas, ni una repetición de su gran auge, sino la consolidación del más joven deporte marítimo.Competir sobre una tabla deslizadora a vela no es, según los técnicos, empresa difícil. En tres años se puede ir desde el desconocimiento más absoluto hasta clasificarse entre los diez mejores. También parece quedar fuera de toda duda que la vida de un campeón como tal suele ser mucho más corta de en otros deportes. Para estar a un notable nivel será preciso un entrenamiento medio de cuatro horas por día. El dominio de la tabla y vela, los esfuerzos físicos, la resistencia, la rapidez de reflejos y el poder de concentración son las principales características de esta práctica. El trabajo con la espalda, al que no están acostumbrados los españoles, origina aparentes lesiones, si bien el mayor índice de problemas físicos se da con las contusiones. La media de edad del último Mundial fue de 22 años, mientras en este deporte el ejercicio suele abarcar desde los 18 hasta los 48 años.

Minirrevolución

Los tablistas españoles han demostrado su facilidad para aprender, pero pusieron de relieve el pecado de confianza en que caen al suponer enseguida que dominan la técnica. Sus errores más frecuentes se deben al desconocimiento de las técnicas de competición.Un equipo completo de primer fila (tabla, vela, palo, botavara, zapatillas, etcétera), ronda las 350.000 pesetas de coste, si bien la mayoría de las planchas que se usan habitualmente pueden vale entre 50.000 y 100.000 pesetas. El windsurf ha conseguido algo tan importante como popularizar un deporte de clases sociales elevadas, esto es, la vela. Además, obligó a revisar estructuras pedagógicas de navegación, cambiar reglamentos y aumentar el número de monitores. Su minirevolución contribuyó a desarrollar una política de adaptación de normas. La Federación Española de Vela se mostró al principio reacia con las tablas, pero la explosión de la modalidad le obligó a aceptarlas.

Robby Naish, Mesner, Van der Berg, Salles, Bogosian, Gilda Guillerot, Jan Vangaard, Nan Jhonson, con sus saltos, dominio de la tabla y depurada técnica han puesto de relieve la espectacularidad de este deporte. En Laredo, con vientos de fuerza siete a ocho (entre sesenta y setenta kilómetros hora según la escala de Beaufort) hasta rachas huracanadas han demostrado que el último deporte calificado como olímpico estrenará con todo derecho tal rango Los Angeles, aunque algunos ellos no puedan asistir por su condición de profesionales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_