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"Ni Siria ni Israel desean la reunificación de Líbano", según afirma Raymond Eddé

"Si las elecciones presidenciales se. hubiesen celebrado por sufragio universal, hubiese salido elegido con una abrumadora mayoría", afirman numerosos libaneses de a pie cuando se refieren a Raymond Eddé. Pero la designación corresponde al Parlamento y éste,se inclinó ayer a favor de Amin Gemayel frenle a su candidatura. Eddé reside en París, donde fue entrevistado por el enviado especial de EL PAÍS a Líbano. Sus declaraciones se produjeron poco después del atentado que costó la vida al presidente electo Bechir Gemayel, y días antes de la matanza de refugiados palestinos en, los campamentos de Beirut.«Ni Siria ni Israel desean la reunificación de Líbano", afirma.

Considerado generalmente por los cristianos y musulmanes libaneses como uno de. sus pocos hombres políticos íntegro, patriota, y sobre todo lúcido, el líder maronita de] partido Bloque Nacional, que asumió en diferentes Gobiernos las carteras de Asuntos Sociales, Trabajo e Interior, abandonó Líbano hace seis años tras sufrir- un atentado en el que resultó herido por denunciar con demasiada vehemencia la "ocupación" siria.Desde entonces Raymond Eddé, de 69 años de edad, hijo del fallecido presidente libanés Emile Eddé, repite constantemente des de su exilio parisiense que el verdadero objetivo de Israel consiste en provocar una partición de Líbano y anexionarse el sur del país.

Pregunta. ¿Quién podía estar interesado en la muerte del presidente electo Bechir Gemayel? Respuesta. Israel ocupa ahora los dos tercios del territorio libanés. Siria, cuyo Ejército. entró en Líbano en junio de 1976 a petición de la milicia cristiano-falangista que estaba a punto de ser militarmente derrotada por las fuerzas palestinas y libanesas de izquierda, intervino teóricamente en mi país para poner término a la guerra, impedir la partición y proteger a la resistencia paIestina. Pero en vez de eso atacó a los elementos palestino-progresistas y abrió fuego primero sobre Beirut oeste, poblado mayoritariamente por musulmanes, pero también por cerca de 200.000 cristianos, y más tarde sobre el sector este de la capital, habitado por cristianos y acabó por disparar sobre la ciudad cristiana de Zahle.

En la actualidad, entre el norte de la bekaa, la llanura de Akkar y la zona de Trípoli, ocupa un tercio del país. Tenemos, por tanto, ya una partición de facto sirio-israelí de Líbano que se prolongará, ya que ninguno de los dos invasores tiene aparentemente la intención de marcharse. Bechir Gemayel tenía, desde luego, un historial sangriento, pero desde su elección a la presidencia había dado muestras de una cierta predisposición al diálogo mientras se desmarcaba del ocupante israelí para intentar reunificar el país. Los musulmanes libaneses, más propensos en años anteriores a estrechar la mano de los sirios antes que la de sus propios compatriotas cristianos, parecían ahora preferir la convivencia entre ciudadanos de Líbano. Todos, exhaustos por siete años de guerra y de luchas fratricidas, aspiraban ahora a la paz y a la unidad. Pero ni Siria ni Israel. desean la reunificación de Líbano, aunque el Gobierno de Tel Aviv mencione siempre la necesidad de instaurar un Estado fuerte en el norte.

P. Y de estos dos Estados, ¿cuál estaba en condiciones de perpetrar el atentado que costó la vida a Bechir Gemayel en pleno corazón del barrio cristiano beirutí de Achrafieh y en 14 sede del Partido Kataeb (falangista)?

"Gemayel ya no era incondicional de Israel"

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R. La respuesta es obvia. Israel es el amo del sector cristiano que ocupa. Sus soldados y oficiales se desplazan con toda libertad llevando armas y explosivos. Además, Tel Aviv cuenta con varios hombres de confianza, por no decir agentes, en el seno de la milicia cristiana que capitaneó Bechir Gemayel y que el Estado hebreo ha equipado y entrenado desde 1975-1976 y conoce, por tanto, al dedillo. El atentado fue, por si fuera poco, técnicamente muy bien realizado. Su muerte sirvió de pretexto al Tsahal (Ejército israelí) para violar el acuerdo que permitió la evacuación pacífica de los fedayin de Beirut oeste y penetrar aún más en el sector occidental de la capital, cuyo centro ha acabado por conquistar. Curiosa coincidencia también que el único presidente cristiano del mundo árabe muera violentamente la víspera del recibimiento por el Papa del líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat.

Por último, existía entre la clase dirigente israelí en cierto resentimiento de cara a Bechir Gemayel, que no estaba resultando tan dócil como se esperaba, que había dejado de ser el incondicional de antaño, cuando buscaba el apoyo de Israel para su lucha o su elección, negándose ahora a comprometerse a propósito de la firma de un tratado de paz bilateral. Tel Aviv hubiese querido tener en sus manos una segunda marioneta como el comandante Saad Haddad en el sur de Líbano. Al no serlo, convenía, pues, acabar con su vida antes de que empezase a actuar como presidente. Todo esto es, por su puesto, una hipótesis sobre el asesinato, pero conviene tomarla muy en serio. Porque Israel quiere vasallos, no aliados.

P. ¿En qué se basa usted para sostener que Israel desea repartirse Líbano con Siria?

R. Ya en 1919 el director regional de la agencia judía Haim Weizman, que representaba a los judíos instalados en Palestina, pidió al Reino Unido, que se disponía a ejercer su mandato sobre el territorio palestino, que considerase al río Litani, que desemboca en el Mediterráneo entre Sidán y Tiro, como su frontera norte. Los judíos de Palestina, que ya proyectaban crear un Estado eminentemente agrícola. sabían que iban a necesitar agua. Desde la creación del Estado hebreo en 1948, la anexión del sur de Líbano con los ríos Litani y Hasbani afluente del Jordán, es el sueño secreto de sus dirigentes. El diario publicado del que fue ministro israelí de Asuntos Exteriores Moshe Sharett (laborista), y que reproduce a sugerencia mía el último número. de Le Monde Diplomatique, es absolutamente revelador a este respecto. Sharett explica cómo David Ben Gurion, primer ministro israelí, y Moshe Dayan, entonces jefe de Estado Mayor, eran partidarios de la anexión parcial de Líbano ya en 1954.

'Israel quiere crear miniestados confesionales"

Pero hay otra razón más sutil que explica también la actuación israelí. Partir Líbano. y anexionarse el sur significa crear una multitud de pequeños Estados confesionales -chiita, palestino-sunita, druso-, pero empezando por uno maronita que para sobrevivir en un entorno islámico tendría forzosamente que aliarse con Tel Aviv Israel impondría así aún más fácilmente su voluntad a estos Estados diminutos y hasta acaso rivales. De paso, dejaría también de ser un Estado atípico en la región, para convertirse en el más poderoso de los Estados confesionales. Porque el Estado hebreo se rige cada vez más por normas inspiradas en la religión judía.

A más largo plazo, Israel proyecta incluso, a mi modo de ver, repetir en Siria y, hasta en Irak la operación de fraccionamiento de Líbano, creando allí también montecarlos, miniestados alauita, sunita, chiita, kurdo, etcétera. Créame, Israel es el Estado menos interesado del mundo en que Líbano vuelva a ser lo que fue: un modelo de democracia y convivencia entre comunidades religiosas.

P. Y Siria, ¿qué interés tiene en la partición de Líbano?

R. Siria sigue considerando que Líbano es parte integrante de su territorio, y por algo Damasco no ha establecido nunca relaciones diplomáticas con Beirut. Basta con que le recuerde una frase pronunciada en enero de 1976 por Jaddam, ministro sirio de Asuntos Exteriores: "En caso de partición, Siria sé anexionaría Líbano sin dudarlo porque forma parte de sí misma". Como el régimen de Hafez El Assad sabe que por culpa de Israel no se puede quedar con todo el país, está dispuesto a conformarse con lo que le deje el enemigo israelí, con el que, dicho sea de paso, llega a acuerdos tácitos.

"Siria está dispuesta a quedarse con la Bekaa"

A pesar de que Israel se ha anexionado el Golán sirio ocupado -también allí hay agua y además constituye una importante posición estratégica-, Damasco acaba de reconocer implícitamente al Estado hebreo al suscribir la resolución final de la cumbre árabe de Fez. Ni siquiera el asesinado presidente egipcio Anuar el Sadat esbozó un reconocimiento de Israel antes de obtener bajo cuerda la promesa de que el régimen de Tel Aviv estaba dispuesto, a retirarse del Sinaí. Claro está que en compensación de la pérdida del Golán, Damasco está dispuesto a quedarse con el norte de la Bekaa, como le ha sido indirectamente sugerido por los dirigentes israelíes. La colaboración tácita sirio-israelí implica un estado de no beligerancia de la Bekaa libanesa, donde ambos ejércitos se hacen frente-, y que la fuerza aérea hebrea sólo rompe para atacar exclusivamente baterías y misiles antiaéreos Sam 9 y posiciones militares palestinas. De paso destruyen de cuando en cuando un carro de combate sirio.

P. ¿No cree usted que la presencia armada palestina en Líbano a partir de 1968, y sobre todo después de 1970, lejos de estabilizar el país, como afirman los representantes cristianos, - sólo contribuyó a agudizar las contradicciones de la sociedad libanesa, regida esencialmente por cristianos, pero mayoritariamente musulmana?

R. Desde que fui elegido en 1954 diputado por Biblos -Raymond Edde sigue siendo diputado de la ciudad portuaria- defendí la laicidad de la sociedad libanesa. Pero hay que reconocer que el sistema confesional instaurado no por la Constitución, sino por el pacto nacional de 1943 ha permitido a los musulmanes acceder a puestos clave como la presidencia el Gobierno o de la Cámara de Diputados. Si se hubiese realizado la unión con Siria, como muchos deseaban, sólo hubiesen ocupado cargos Simbólicos.

"Somos demasiado débiles para defendernos solos"

P. ¿Cuál es el porvenir de Líbano?

R. Líbano es como un campo de fútbol: todo el mundo habla de los equipos que alllí se enfrentan, pero no dela terreno. Y el terreno está poblado por millones de libaneses. El porvenir es trágico. Somos demasiado demasiado débiles para defendernos solos. Sólo Europa occidental, y sobre todo Estados Unidos, puede impedir a Israel llevar a cabo sus planes. Por eso Israel tiene tanto interés en demostrar que es el mejor garante del orden norteamericano en la región.

Cuando era secretario de Estado Henry Kissínger respaldaba, con el apoyo de su presidente, los proyectos israelíes de balkanización de la región, y aunque no tengo información directa dudo mucho que la Administración del presidente Ronald Reagan mantenga posturas diferentes. Con qué facilidad tomó Washington sanciones contra Argentina cuando violó la resolución 502 del Consejo de Seguridad sobre las Malvinas, y qué difícil le resulta hacerlo cuando Israel ridiculiza a la ONU o incluso viola acuerdos bilaterales sobre la utilización de determinadas armas como las bombas de fragmentación. No, no puedo creer que Washington no quiera restaurar nuestra unidad.

P. ¿Cuándo volverá usted a Líbano?

R. Soy candidato a la jefatura del Estado, p«o también estoy dispuesto a regresar a mi país como simple ciudadano de a pie, siempre y cuando se cumplan tres condiciones: la retirada del Ejército israelí, del sirio y el envío de una fuerza multinacional -no dependiente del secretario general de la ONU- que secunde a un Ejército libanés imparcial para restablecer la ley y el orden. Y esto empieza por el desarme de las innombrables milicias, incluidas las cristianas, y se consolida con la reinstauración del mutuo respeto y de la convivencia olvidada. Mis adversarios dirán, acaso, que quiero que me lo den todo hecho, pero yo no vuelvo a mi país mientras esté ocupado.

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