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Los principales bancos españoles se apresuran a diversificar sus riesgos en las operaciones internacionales

La banca española, apenas repuesta del efecto psicológico que ha representado para ella la crisis de solvencia que atraviesan los países latinoamericanos, se ha apresurado a participar en el crédito jumbo que el Estado francés negocia estos días en el euromercado por un importe de 4.000 millones de dólares. La importante participación de los bancos españoles en una operación de este tipo se interpreta en medios bancarios solventes como un inteligente esfuerzo de diversificación de riesgo en unos momentos en que, tanto el Banco de España como las instituciones privadas de crédito, analizan a marchas forzadas los mecanismos apropiados para limitar los efectos perjudiciales de la crisis latinoamericana.

El banco emisor informó ayer a los principales bancos privados de algunas de las medidas de precaución dispuestas por el Banco de Pagos Internacionales de Basilea.La salida al euromercado del Estado francés ha supuesto, en cierto sentido, una de las pruebas más significativas después que saltara a la luz pública la incapacidad de algunos Estados soberanos, como México y Argentina, para hacer frente a sus compromisos de pago internacionales.

Algunos expertos habían estimado que la negociación de un crédito de este tipo -sería especialmente difícil en el futuro, ya que, según sus análisis, lo que había fallado en México o Polonia, por citar los dos casos más significativos de renegociación de deuda, era el mismo concepto del riesgo soberano. Es decir, la capacidad sin límites de los Estados para endeudarse sin un control específico de las instituciones prestamistas.

El hecho de que haya sido Francia, un país del grupo desarrollado, el primer Estado que ha montado un crédito sindicado en los mercados internacionales de capital tras el descalabro latinoamericano ha aguado el carácter de prueba que algunos daban a este tipo de operación.

Es más, los principales bancos mundiales, tras unos momentos iniciales de duda, se han apresurado a aprovechar esta oportunidad para alejar los fundados temores que se habían acumulado en las últimas semanas en la banca internacional sobre la remota eventualidad de un colapso del sistema financiero.

La banca nortemericana

Tal es el caso de la gran banca norteamericana, primera víctima de la virtual insolvencia de algunos países en desarrollo, e incluso de la española, ésta por su reciente e inevitable inclinación a concentrar sus riesgos crediticios en América Latina. La definitiva entrada en el eurocrédito francés de Citicorp, Continental Illinois y Morgan Guaranty es una señal evidente de que, pese a todo, las operaciones sindicadas con los Estados soberanos continúan siendo un buen negocio bancario, aunque el país soberano al que se le concede tenga un Gobierno socialista.Entre los bancos españoles ha sido precisamente el Banco Exterior de España -que por su especial personalidad se ha visto más involucrado en operaciones en el continente latinoamericano- el que incluso ha decidido participar como lead manager en el eurocrédito francés.

El Exterior ha asegurado nada menos que cien millones de dólares, una cantidad muy importante para una institución de sus características. Además del Exterior, han entrado como participantes el Bilbao, Hispano y el Vizcaya, con cantidades que aun están por determinar. También el Santander y el Central están considerando la posibilidad de participar.

Mecanismos de apoyo

La entrada de los bancos españoles en el préstamo Mitterrand no es más que una prueba evidente del esfuerzo de diversificación de riesgo que deben emprender las instituciones españolas para asegurarse la rentabilidad de sus operaciones internacionales.Al no tener una base en el dólar, las entidades españolas tienen que recurrir, a su vez, a los mercados internacionales para obtener los fondos con los que operar en sus actividades internacionales.

Este hecho las convierte en especialmente vulnerables, y no sólo a los vaivenes del mercado y de los tipos de interés, sino, sobre todo, a los pagos morosos y a las renegociaciones de las operaciones de préstamo. Endeudarse a noventa días y recuperar a ocho años es precisamente el resumen del drama de las entidades hispanas en América Latina.

A este respecto, fuentes privadas no han descartado la posibilidad de que el banco emisor se encuentre estudiando algún tipo de instrumento que, con su apoyo, fuerce a las instituciones bancarias a destinar un porcentaje de sus resultados a sanear sus carteras en divisas.

Esta medida no es contemplada con buenos ojos por algunas instituciones que temen el efecto que la decisión puede tener en la próxima distribución de beneficios.

Por otro lado, fuentes oficiales insisten en el escaso efecto que el problema latinoamericano tendrá sobre. los bancos españoles. Según esta interpretación, el principal riesgo se concentra en el área comercial, donde en último caso responderá la Compañía Española de Seguro de Crédito a la Exportación (CESDE).

En estos días, tanto en el Ministerio de Economía como en el banco emisor se prosigue con la evaluación global de los riesgos contraídos en las operaciones internacionales de dudoso cobro.

A este respecto, Francisco Eguidazu, director general del Ministerio de Economía y Comercio, partió ayer con destino a México, a fin de mantener contactos con las autoridades económicas mexicanas sobre la renegociación de la deuda exterior de este país y los efectos sobre la banca española de las medidas de nacionalización de las entidades privadas de crédito aztecas adoptadas recientemente por el Gobierno de este país.

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