Una parte del electorado comunista considera la posibilidad de votar al PSOE, según un sondeo del PCE
La paralización inmediata de las negociaciones destinadas a concretar la presencia de España en la OTAN, como paso previo a la celebración, en un plazo de seis meses, de un referéndum -en el que se recomendaría el voto negativo-, y una política rmanciera en la que se propone el aumento de un punto por año en la presión fiscal y se prevé una sola nacionalización (la de la red de alta tensión) son algunos de los aspectos más llamativos del programa electoral del PCE que hoy aprobará el Comité Central. Un sondeo encargado por el partido revela que entre un 20% y un 30% del electorado que votó comunista en las anteriores elecciones considera la posibilidad de votar al PSOE el 28 de octubre.
La primera parte del sondeo, sobre una muestra de 1.200 personas, que se ampliará a 4.000 en los próximos días, indica que la preocupación por las crisis internas del partido, la derrota en las elecciones andaluzas y, en definitiva, la tendencia hacia el voto útil concretado en el PSOE serían los motivos por los cuales ese segmento importante de votantes comunistas en 1977 y 1979 se plantea la posibilidad de dirigir su sufragio hacia el PSOE. El sondeo, más cualitativo que cuantitativo, revela también que en torno al 30%. de los encuestados, electores del PSOE, se muestra partidario de que este partido cuente con el PCE para las tareas de gobierno o, cuando menos, para un pacto legislativo a través de una política de unidad de la izquierda.Es precisamente la corrección de esa dinámica de desplazamiento de voto comunista hacia el PSOE el principal reto que se ha planteado el PCE en la campaña electoral, en la que se pretende dar un mensaje claramente diferenciado del socialista. Ello habría movido a los creativos del partido a desechar cualquier referencia en el lema de la campaña a la palabra cambio, que podría subsumir el mensaje comunista en el del PSOE. Se ha desechado también el lema A la izquierda está el PCE, que se manejó insistentemente, por considerar que era demasiado dogmático y no reflejaba la idea del partido, que desea presentarse como el garante del cambio que oferta el PSOE. Por ello se ha elegido el lema Para que nada se pare, que en la campaña se articulará con otros lemas sectoriales.
Listas sin sorpresas
Repetir los resultados obtenidos por el partido en las elecciones de 1979 (10,8%, de los votos emitidos) es el objetivo casi imposible del PCE el 28 de octubre. De la primera parte del sondeo encargado por el partido, y a falta de la segunda entrega, se desprende que el partido puede obtener en los próximos comicios entre el 7% y el 8% de los sufragios. Sería una cifra aceptable para los responsables deLpartido, que esperan se confirme la tendencia al alza del voto comunista en Andalucía, Valencia, Asturias y el mantenimiento del nivel en Cataluña, tal y como revela el sondeo. La incógnita para el PCE es Madrid, provincia en la que se considera difícil repetir los resultados obtenidos en las elecciones de 1979, en las que obtuvieron cuatro escaños. Por ello, la dirección del partido quiere centrar los mayores esfuerzos de la campaña en esta provincia, donde se concentrará una gran parte de los recursos económicos del presupuesto electoral.
Aunque las candidaturas serán definitivamente aprobadas hoy, se confirma que Santiago Carrillo Nicolás Sartorius, Enrique Curiel, Simón Sánchez Montero y Julián Ariza integrarán la de Madrid, y que Javier Pérez Rollo, Ignacio Gallego y Antonio Kíndelán encabezarán las listas de Sevilla, Jaén y Córdoba. Definitivamente, no se ha incluido en la candidatura de Granada a Jaime Ballesteros, que había expresado su deseo de no presentarse a las elecciones. Gre gorio López Raimundo, Solé Tura, Cipriano García, Eulalia Vintró y Miquel Núñez integran la lista de Barcelona, y Solé Barberá encabeza la de Tarragona (en 1979, el PSUC obtuvo siete diputados en Barcelona y uno en Tarragona).
"Un programa realista"
El programa electoral del PCE que será aprobado hoy por el Comité Central, es, en opinión de miembros de la ejecutiva, "realista y capaz de facilitar un pacto legislativo con el PSOE, e incluso con un frente democrático de las fuerzas del progreso frente a AP". Es acaso en el capítulo de política financiera donde el PCE se muestra más aparentemente moderado. Sólo se habla de nacionalización al referirse a la red de alta tensión. Con respecto a la banca, se condiciona una política de nacionalizaciones a su actitud ante un mayor control del crédito bancario privado. El programa plantea el necesario desarrollo de la banca comercial pública. Asimismo pretende la culminación de la reforma fiscal, con aumento de la presión fiscal en un punto cada año y endeudamiento público a partir de la corrección de los gastos corrientes del Estado.
Por lo que hace a la política de empleo, el PCE oferta una jornada laboral de cuarenta horas y jubilación voluntaria a los 64 años en 1983
En el capítulo de política exterior, el PCE se muestra contrario a la renovación de los tratados de cooperación militar con Estados Unidos y favorable a la inmediata apertura de la verja de Gibraltar. El programa pone especial énfasis en la necesidad de una reforma de la enseñanza en las academias militares y del Código de Justicia Militar, con el restablecimiento del procesamiento sumarísimo.
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