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A ver que pasa con las elecciones

Bueno, pues aquí estamos. A punto de terminar las vacaciones estivales y con el señor Calvo Sotelo haciendo que se les indigesten a más de uno estos últimos días de descanso, gracias a su anuncio de elecciones anticipadas. Y la Bolsa sin despeinarse. Los bancos por libre actuando con una comodidad muy poco usual que les permite la brevedad de sus saldos vendedores. Los valores industriales moviéndose a su aire, eso sí haciendo el menor ruido posible para evitar que las aviesas miradas de los inversores se fijen en ellos y puedan ser objeto de sus iras, y las pobre eléctricas capeando en solitario el temporal al que le somete a diario la presión vendedora de las carteras institucionales.Porque la realidad es que las eléctricas son los únicos valores que, de alguna forma, han venido reflejando los nervios lógicos que se desatan entre los inversores en vísperas de unos comicios generales, máxime cuando la etiqueta de favorito la detenta una opción reformista, como es la del PSOE.

Y la realidad es que las fatigas del grupo eléctrico tienen su origen en el hecho de que estos valores eran los únicos que tenían una representación de cierta importancia en las carteras, de los inversores profesionales, quienes desde un tiempo a esta parte vienen dando signos inequívocos de afecto por activos menos conflictivos que los títulos de renta variable.

Lo que ha sido el comporta miento de los mercados de acciones en la pasada semana tiene un fácil resumen: nada. La actividad volvió a descender a niveles de lonja de pescado de quinta división. Los movimientos en los precios de los títulos que se contrataban de puro breves, en muchos casos ni existieron. Los bancos apoyaban sus cotizaciones, pero la escasa pujanza de la oferta hacía que los ejercicios de prestidigitación de sus responsables no resultasen nada lucidos.

Todos los comentarios y las expectativas estaban en dos frentes. La fecha de convocatoria de nuevas elecciones y el regreso de los veraneantes. Como actividad marginal, pero menos por su volumen, estaban las órdenes de compra de pagarés del tesoro y letras de cambio, pero estos corros carecen de la emoción que presentan los convencionales de eléctricas o químicas.

Para la semana que mañana se inicia no existen unos planteamientos excesivamente claros entre los inversores. Por el momento hay que esperar al inicio de la ampliación de capital del Hispano, el aumento de nominal de las acciones del Santander y a continuar con las tribulaciones de ese curioso tándem que forman los bancos Levante y Zaragozano.

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