El pundonor español, a punto de sorprender a Yugoslavia
ENVIADO ESPECIAL. Los números jugaron a favor de Yugoslavia en los últimos segundos. Unos minutos antes de terminar el encuentro nadie, ni el propio equipo español, hubiera apostado por la victoria del equipo de Díaz-Miguel. Sin embargo es cierto que pudo producirse. Quizá no hubiera sido justo, pero tampoco injusto, porque una vez más la selección demostró una extraordinaria capacidad jada e incluso despistada y a los de reacción y lejos de hundirse cuando su rival arrasaba, se sobrepuso y llegó a doblegarlo en el segundo tiempo, hasta hacerle pasar muchísimos apuros de los que en última instancia les sacaron los colegiados que perdieron el control mucho antes que los jugadores.
Yugoslavia es superior a España, pero cada vez se está más cerca de ella. Es decir, posiblemente el baloncesto yugoslavo no sea tan superior al español. No hay que olvidar que el jugador más joven yugoslavo, a excepción de Alexander Petrovic, tiene veinticinco años y concretamente los que resuelven pasan o están muy cerca de los treinta. Por el contrario, el equipo español es tremendamente joven con hombres de veinte y veintidós años en sus filas.
Esto hace pensar que en un futuro no muy lejano España puede superar al actual campeón olímpico y mundial. Es este un síntoma que hay que apuntar porque si el equipo español ayer empezó jugando muy mal, merece el elogio de pese a su juventud no arrojar la toalla y luchar de tú a tú con equipo que sin duda, pese a haber conseguido solo el bronce, ha hecho el mejor baloncesto del torneo.
Como ocurrió contra la URSS, España empezó desdibujada e incluso despistada y a los cinco minutos perdía por 6-16. Cinco minutos más tarde el marcador señalaba 43-26 a favor de los yugoslavos y todo hacía pensar que España podía recibir un serio correctivo. No fue así, pero tampoco se pudo hacer nada más porque conceder esa ventaja a cualquier equipo en una fase final del mundial es muy peligroso. En el caso de Yugoslavia, más.
Díaz-Miguel, que en el partido anterior frente a los yugoslavos planteó una defensa de zona, quiso. esta ver desorientar a Zeravica y el equipo español empezó defendiendo individualmente. El hecho de que yugoslavia tomase enseguida la delantera no significa que no se deba hacer ese tipo de defensa. Los jugadores no se encontraban en la cancha y tardaron mucho en entrar en juego.
En cualquier caso, resulta difícil desorientar o engañar a los baqueteados jugadores yugoslavos, que en los primeros diez minutos jugaron a placer y borraron de la cancha al conjunto español. El técnico español quiso volver a la zona pero lo que fallaba no era el sistema sino el desorden que había en la cancha. Esto hizo que las figuras yugoslavas lanzasen a canasta con tremenda holgura y por supuesto un gran acierto. A la vista de como iba el marcador, Díaz Miguel empezó a mover el banquillo constantemente y poco a poco el equipo fue serenándose, como luego demostraría en el segundo tiempo. Otra vez fue Solozábal que sustituyó a Corbalán, el que puso más orden, especialmente a la hora de atacar, porque ayer España no se sabe si defendió muy mal o es que los yugoslavos atacaron. muy bien.
El pressing que ordenó Díaz-Miguel fue un acierto. No sólo porque se recuperó el equipo, sino porque tenía que jugarse el todo por el todo. En un encuentro como éste, cuando el partido está teóricamente perdido, tienes que jugar el riesgo para acabar o perdiendo con muchas más o, como ocurrió ayer, estar a punto de ganar. Para poder hacer este pressing, Díaz-Miguel renunció a Romay e incluso llegó a tener dos bases en la cancha al mismo tiempo. En los últimos minutos, además de frenar a los yugoslavos con el pressing, se aprovecharon los balones robados y esto permitió aspirar al triunfo, entre el asombro de Zeravica. Los árbitros se encargaron de frenar el ímpetu español.
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