¡Poeta!, Paco, ¡poeta!
Acabo de tomar mí desayuno de letras, y Umbral me ha vuelto a coger por mi lado más débil y más limpio. Y entonces aquello del ruedo enfervorizado: "¡Torero!, ¡torero!". Y un escalofrío que te limpia de tanto sudor y cansancio.Decías: "...me emociona esa cultura del agua, la arcada de luz y sosiego, esa honestidad de alfar fresco...".
Paco, como tantas otras veces -en las que no me atreví-, Paco, te has hermanado con Federico, con Miguel, con el del "polisón de nardos", con el del "campo de almendras espumosas", con todos aquellos, pocos, siempre pocos, a quienes la luz besó como novia en primavera.
La Prensa no es campo para poetas; los pensantes, esos aurigas de tanto revuelo, la conducen y la improntan. Pues no, bien está, mejor estaría, que así, de pronto y de espontáneo, saltarse la poesía entre sus páginas, como flor en arenales. Y por ello, por este tu brindis, Paco, a los demasiado prosaicos, por eso no he podido resistir a una tentación, a un grito fuera de lugar y oportunidad.
Bien, haced política vosotros los padres e hijos de la información, haced todo eso sin lo cual muchos dejarían de leer, porque la curiosidad azuza, pero no nos precipitemos por la sima de tanto dicharacherismo y discurseo, de tanta picadura y erudición al día, y dejemos que así, de pronto, como de palomar cerrado, salgan dispersadas las palomas, que no son más que palomas y no pretenden más que volar.
Hace días creo que concluyó, no brillantemente, un congreso de poetas; la verdad es que a la mayoría de los hispanoparlantes les fue sin cuidado. No era cosa de ellos. Lo suyo, lo de los titulares y agencias era la noticia bien picada, el regustín de estar al día, de cómo los hombres del mundo entero torean, y bien torpemente... y apenas más. Pero es entonces cuando...
Alguien de quien se ha dicho tanto y mal saca de su chistera la palomita blanca de algo que no vale seguramente para el juicio político, para el sobresalto sensacionalista. Y estamos ya tan envenenados, que pasamos del caso, buscando en el diario la droguita que nos pueda llevar del, "viaje" más tonto de todos los viajes humanos. ¡Qué contraste! ¡Qué terapia esta de salirse entonces diciendo que el agua tiene cultura, que hay una arcada de luz y de sosiego! y ¡que el alfar fresco es todo honestidad ... ! Entonces habría que parar a la máquina impresora, olvidar y dar de paso al último. despacho de la agencia... Ha cantado el poeta, ¡silencio! /
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