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TRIBUNALES

El abogado de la acusación particular mantiene que la alevosía es "consustancial" a los hechos del 'caso Almería'

El abogado de la acusación particular, Darío Fernández, concluyó ayer su informe final, de cuatro horas de duración, con la afirmación de que la alevosía, circunstancia cualificada del asesinato, es consustancial al caso Almería y que si no es apreciada por el tribunal que juzga este trágico hecho, mejor sería desterrarla del Código Penal.

El acusador particular, tras denunciar en la primera parte de su informe la línea de ocultación de la verdad que, a su juicio, han mantenido los procesados y los otros guardias civiles participantes en los hechos, en relación con la investigación del juez instructor, se centró en la segunda parte en intentar demostrar la existencia de premeditación, alevosía y nocturnidad en la operación que culmina en la muerte de los tres jóvenes detenidos.Según el acusador particular, la premeditación palpita en todas las fases de la operación que tiene como resultado la muerte de Luis Montero, Luis Cobo y Juan Mañas en la carretera de Gérgal, y sólo si esta circunstancia es tenida en cuenta cobran sentido las contradicciones constantes que se han puesto de manifiesto en la versión de los procesados a lo largo de las sesiones del juicio.

Indefensión de las víctimas

"Si no existe concierto previo de voluntades para la acción de matar, es muy difícil explicar la precisión con que se lleva a cabo la acción ocurrida en el kilómetro 8,400 de la carretera de Gérgal, que los procesados han querido presentar como algo visto y no visto", manifiesta Darío Fernández.La supuesta orden de traslado de los detenidos a Madrid, las mil pesetas de gasolina que se echan en el Ford Fiesta, la composición irregular de la caravana, la velocidad más bien lenta en que ésta discurre, el desconocimiento por la mayor parte de los componentes de que se dirigen a Madrid, son datos que el acusador particular valora como manifestaciones de la premeditación con que actúan los procesados. Ya en el lugar de los hechos, e iniciada la acción que en pocos segundos va a concluir con la muerte de los tres jóvenes, el acusador particular destaca como un dato de la existencia de premeditación el hecho de que el teniente coronel Carlos Castillo Quero y su ayudante alcanzan en rápida y corta carrera el Ford Fiesta de los detenidos y, cuando ya iban a tocarlo prácticamente con la mano, se paran y comienzan a disparar sobre unas personas que, según el testimonio de los dos guardias civiles que las conducían, ni se movían ni siquiera tosen y a las que apenas se oye respirar.

La alevosía, una de las circunstancias que transforma el homicidio en asesinato, es apreciada por el acusador particular como consecuencia del estado de absoluta indefensión en que mueren las víctimas, sin ningún riesgo para quienes causan dichas muertes. El emplazamiento cercano de los procesados al Ford Fiesta, la cantidad balazos -"festival de disparos" lo califica el acusador-; la evidencia de que el vehículo de los detenidos no se escapaba, ya que incluso, según algunos testimonios, debió estar parado algunos segundos; la ausencia de movimiento de ningún tipo en los detenidos, apretados en el asiento trasero del Ford Fiesta y con sus manos esposadas, son datos que, según el acusador particular, no dejan a las víctimas, en aquella trágica madrugada del 10 de mayo de 1981, otra opción que la de aceptar resignadamente su muerte.

Defensor de Castillo Quero: "Hablamos por primera vez"

Con ataques a la Prensa, presentada corrio la inventora arbitraria e injusta de las inexistentes y no probadas torturas en el antiguo cuartel de Casas Fuertes, cortados con decisión por el presidente del tribunal; con alusiones a la actuación del abogado de la acusación particular, incluso descalificadoras de su capacidad profesional, igualmente cortadas por el presidente, y con referencias a las víctimas que provocaron la indignación de los familiares de Juan Mañas, presentes en la sala de audiencia, el defensor del teniente coronel Castillo Quero, letrado Juan José Pérez Gómez, inició ayer su informe final ante el tribunal que juzga el caso Almeda, anunciando que, después de un año de silencio por respeto al sumario, "vamos a hablar por primera vez para que definitivamente resplandezca la verdad".El defensor de Castillo Quero consumió toda la jornada de ayer, cerca de seis horas de juicio, sin entrar en el análisis de las eximentes de cumplimiento del deber, error fortuito, y estado de necesidad, tema de importancia capital para los intereses de su defendido, pues la apreciación por el tribunal de las mismas anularía la posible responsabilidad penal del procesado en los hechos que se juzgan.

Pérez Gómez, que hoy seguirá con la exposición de su largo informe, se centró fundamentalmente en ciertos aspectos de los hechos, como el interrogatorio de los detenidos en el interior de la comandancia, que él calificó de procedente y correcto desde el punto de! vista legal; el rastreo en las playas cercanas a Casas Fuertes, momento en el que rechazó con energía que se torturara en este lugar a las víctimas, y la combustión del Ford Fiesta, que la prueba pericial, dijo, ha demostrado que se produjo exclusivamente con la gasolina existente en el depósito del vehículo.

El defensor del teniente coronel Castillo Quero exaltó la categoría humana, profesional y personal de su defendido, expuso prolijamente ante el tribunal su hoja de servicios y enumeró, del mismo modo, los servicios prestados a lo largo de sus respectivas carreras profesionales por los ocho restantes guardias civiles que formaban la caravana el día de autos.

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