Pablo Porta: seis años de conflictos y fracasos deportivos
Pablo Porta lleva seis años al frente de la Federación Española de Fútbol, y parece dispuesto a continuar otros tres más. Su gestión se ha visto jalonada por conflictos con los jugadores, enfrentamientos con la Administración, designaciones de técnicos como Santamaría y directivos como Núñez por amistad personal, inflación económica, cuentas aún pendientes de clarificación, y sonoros fracasos deportivos, el último calificado como bochornoso. "Mi gente del fútbol quiere que siga", dice Porta.
Pablo Porta nació en Barcelona, en noviembre de 1923. Cursó estudios de Derecho en la Ciudad Condal, y se doctoró en Madrid. Fue activo practicante de fútbol, rugby, y, especialmente, boxeo, deporte éste último que se asegura practicó también por el campus universitario. Como directivo formó parte de la federación Catalana de boxeo, aunque pronto pasó a ocupar la presidencia de la Catalana de Fútbol. Llegó a la vicepresidencia de la Federación Española durante el mandato de Pérez Payá, y en el año 1976 alcanzó la presidencia. En el 81 fue reelegido por cuatro años más, extremo que parece decidido a cumplir, a pesar del número de la carta dimisionaria y a que durante los seis años que lleva al frente de la federación se han producido numerosos hechos que califican su gestión.
Pendientes de las auditorías
En la asamblea del 1977 Porta prometió una serie de medidas para frenar el caos económico que comenzaba a planear sobre el fútbol español. La inflación aumentó durante su mandato hasta llegar los actuales 7.000 millones de pesetas que arrastran los clubes. No afrontó con hechos prácticos la necesaria reestructuración, y la división entre el fútbol profesional y el aficionado, que dejaría a la federación sin el poder del dinero y del control. Creó, para evitarlo, un comité de Fútbol Profesional que encomendó, en su primera aparición, a López Alonso, presidente hace unos años del Rácing de Santander, cuya única acción fue el impedir al entonces juvenil Marcos actuar con la selección, amparándose en su cargo federativo. El actual presidente de este Comité es el valencianista Ramos Costa, persona afín a Porta y conocida por sus represalias a los jugadores que apoyan solidariamente una huelga.En los últimos años, Porta ha mantenido enfrentamientos con la Administración, a la que ataca en casi todas sus intervenciones públicas para descargar responsabilidades. La federación tiene pendientes aún los resultados de las auditorías, cuyos informes previos señalan que "se han producido evidentes daños a la Hacienda Pública". Porta ha mantenido, asimismo, graves enfrentamientos con los jugadores. En un principio se negó a reconocer a la Asociación de Futbolistas Españoles, a la que posteriormente persiguió. Hace unos meses logró casi su desaparición. En los tres últimos años, el fútbol español ha soportado, bajo el mandato de Porta, dos huelgas, y una tercera frustrada por insolidaridad de los jugadores y presiones de los presidentes de clubes, a los que apoyó la Federación.
Con ocasión del Mundial juvenil de Australia, la Federación de Porta consintió que los clubes boicotearan a la selección, al impedir que acudieran a ella sus mejores jugadores, con lo que las posibilidades del equipo español se redujeron a la nada. Se enfrentó a los entrenadores y se adulteró la competición con la normativa de los sub20, norma que obligaba a alinear a dos menores de veinte años en todas las categorías del fútbol español, salvo en primera, a pesar de que la idea había partido del presidente del Barcelona.
Sigue sin solución el problema arbitral. Continúa de presidente de los árbitros José Plaza, cuya última acción ha sido descender a segunda al colegiado castellano Jacinto de Sosa, que aspiró hace unos meses a la presidencia y a cambiar las estructuras, en lucha directa con Plaza.
Fracasos deportivos
La gestión de Porta, además, está jalonada por sonoros fracasos deportivos. En el Mundial de Argentina no se pasó de la primera fase. Los jugadores estuvieron concentrados en un lugar denominado La Martona, cuyas deficiencias originaron serios conflictos. Se fracasó en el Campeonato de Europa de Italia, y en los Juegos Olímpicos de Moscú. En esta última competición España bordeó el ridículo, con un equipo de profesionales de primera división, que dirigía ya José Emilio Santamaría. A este le había designado Porta coordinador de las selecciones inferiores, y posteriormente, a dos años del Mundial que se iba a celebrar en España, le nombró seleccionador nacional. El expediente de Santamaría era el de haber sido entrenador del Español de Barcelona durante siete años, club del que es seguidor Porta.La culminación de la gestión del presidente de la federación de Fútbol aún está fresca en la memoria de los aficionados: la actuación española en el Mundial-82. En la línea de preparación se llevó a cabo el año anterior una gira por Suramérica, duramente criticada, y se programaron más encuentros fuera de España. que en casa. El equipo de Santamaría se habituó a jugar al contragolpe y la falta de cualquier otro tipo de esquema desencadenó el reciente fracaso.
Sólo los clubes tienen la potestad de cesar a Porta, en virtud de la Ley General de Cultura Física y Deporte. La mayoría de presidentes de clubes se expresan por la continuidad de Porta, aunque ninguno ha consultado para ello a sus socios. El presidente del Alavés, Martínez Balza, dijo en el Pleno que muchos presidentes decían unas cosas en los pasillos, que luego no se atrevían a hacer públicas por miedo a represalias. Porta es el que distribuye dinero entre los clubes. El Valladolid aguarda su turno para cerrar el nuevo campo de Zorrilla. En la gestión de Porta debe incluirse también el nombramiento de José Luis Núñez como vicepresidente federativo.
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