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Calvo Sotelo, incompatible con el PSOE y crítico con Suárez

El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, la apología de su mandato, se mostró envidioso de los intelectuales y fatigado de las ínclemencias de los partidos; confirritó su plena indisposición hacia cualquier alianza con los socialistas y lanzó algunos apuntes críticos hacia Adolfo Suárez, en el curso de la cena-coloquio que presidió en Madrid el pasado miércoles, organizada por la Fundación para el Progreso y la Democracia como acto de clausura de sus debates, y de la que dio cuenta EL PAIS en su segunda edición de ayer.

En su intervención previa, el presidente de la Fundación, Matías Cortés, destacó que más de cien personalidades de la cultura, la economía y la política españolas habían participado en las veinticinco sesiones públicas celebradas, Con más de diez mil asistentes. Agradeció el desinterés de todos y definió la Fundación como "una respuesta política de firmes convicciones en el papel central de la libertad y del progreso en la vida social, que ha reunido a personas de distinta ideología y de distinto encuadramiento militante".Matías Cortés se refirió también al "peligro que para la estabilidad del sistema democrático puede representar la ausencia de una opción importante y bien definida de centro". "Todos", dijo refiriéndose a los socios de la Fundación, "cualquiera que sea nuestra definición personal, creemos que es fundamental para la subsistencia del sistema de libertades que nuevamente no se escinda políticamente el país en dos grandes sectores; sino que los españoles puedan verse representados en el Parlamento de un modo mucho más acorde y más matizado que la mera elección de la derecha o la izquierda".

Concluyó señalando que lo peor no es la entidad y dimensión de los problemas, sino la inexistencia de un esfuerzo nacional para resolverlos. "Estamos achicados, encogidos, con miedo, con demasiadas incógnitas e incertidumbres. Tenemos que respirar hondo,, sacudirnos el miedo y ponernos a la tarea con audacia con tesón, con coraje y con inteligencia".

Acompañaban en su mesa a Leopoldo Calvo Sotelo, además del presidente de la Fundación, el ministro Matías Rodríguez Inciarte; José B. Terceiro; Ramón Tamames; el embajador alemán, Guido Bruner; Luis Díez Picazo; Eduardo García de Enterría; Rodrigo. Uría; Raúl Morodo, y Manuel Cobo del Rosal."

Inclemencias de los partidos"

El presidente Calvo Sotelo se definió como un político sensible a la opinión de los intelectuales; citó a Max Weber para establecer las diferencias entre ambas categorías y declaró su envidia por la confortable posición de los socios de la fundación.

Se apoyó después en Renan para hacer unos minutos de "lírica de sobremesa", y se empleó en el intento de convencer a los presentes de sus aportaciones de "rigor, sosiego y racionalidad a la política". Entonces asestó un primer mandoble crítico a Suárez, cuando dijo que "en un Estado moderno no todo en populismo, no todo es calor de opinión pública", y reconoció que tal vez esos rasgos dan la imagen pública de impasibilidad o de hieratismo que se le atribuye.

Servidumbre de gobierno minoritario

Calvo Sotelo resumió así las circunstancias que caracterizaban la situación política cuando se hizo cargo de la presidencia: servidumbre de un gobierno minoritário, contexto militar del golpe fracasado, el juicio que da Itavoz a los involucionistas, las presiones terroristas, la crisis económica y el proceso autonómico, "apasionadamente abierto y ambiguamente regulado en el título octavo de la Constitución".

Aseguró que el Gobierno ha gobernado y tomado iniciativas en política militar, de orden público, económica, autonómica e internacional, sin huella alguna del golpe ni de derechización. Citó la renovación de mandos del Ejército, el Mando Contraterrorista, el Acuerdo Nacional del Empleo, el Instituto Nacional de Hidrocarburos, la LOAPA y la adhesión a la Alianza Atlántica.

En cuanto al partido, dijo haber hecho cuantos esfuerzos habían estado en su mano, incluida la renuncia a la presidencia de UCD, para intentar que se mantuviera en toda su riqueza original, en las ideas y en las personas. Sólo reconoció no haber sabido explicar lo realizado con eficacia a través de una adecuada política informativa. De la oposición dijo que "el inventario de las proposiciones de Ley y de las enmiendas del partido socialista que rechazaron las Cortes constituye el negativo fotográfico de un programa de Gobierno lamentable".

Abierto el coloquio, el profesor Martínez Cuadrado trajo a colación diversos precedentes históricos para preguntar al presidente si se consideraba una estrella fugaz o un corredor de fondo en política., Leopoldo Calvo Sotelo negó que estuviéramos en una situación puente y dijo más bien que permanecíamos en el momento inaugural de la libertad plena. Afirmó su disposición a entregar el testigo de una minoría que gobierna a una coalición gubernamental mayoritaria, pero no de uno a otro campo de la política española.

El diputado de Coalición Democrática Antonio de Senillosa y el fiscal del Supremo Jesús Chamorro objetaron el proceder del Gobierno en la cuestión del ingreso de España en la OTAN y el presidente defendió la corrección del trámite parlamentario; calificó de arcaizante la democracia directa y añadió que en esta cuestión "no había tiempo para actuar sobre la opinión pública y lograr que desde esta base se presionara sobre la representación en Cortes".

Carlos Alonso Zaldívar, disidente renovador del PCE y míembro de la ARI (Asociación para la Renovación de la Izquierda), planteó al presidente si, oída la lamentable impresión que le producen las iniciativas legislativas del PSOE y expuesto su convencimiento de que tras las elecciones se formará una mayoría por coalición, debe entenderse que propugna. la llamada mayoría natural. Leopoldo Calvo Sotelo afirmó tajante: "No tengo ningún propósito de coalición, y mucho menos con el PSOE.

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