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Llamamiento del PCE al PSOE para que apoye un 'frente democrático'

El Comité Central del Partido Comunista de España (PCE) aprobó ayer, con cuatro abstenciones, una de ellas de Marcelino Camacho, y la ausencia de Nicolás Sartorius, una resolución con dos aspectos destacados: un llamamiento al PSOE para que reconsidere los riesgos que la política de bipolarización lleva consigo y se manifieste claramente por una política de frente democrático, ante "la amenaza de la gran derecha", que sitúa entre Fraga y Calvo Sotelo, y la reafirmación de la concepción eurocomunista del partido, al que se invita a regresar "sin ninguna humillación a los que se alejaron".

Las diferencias entre el sector oficial-carrillista, que controla e ejecutivo, y las tendencias renovadora y dogmática volvieron aflorar, aunque con menos acritud que en las reuniones de junio en la sesión de ayer del comité central en la que se debatieron el proyecto de resolución y la ampliación del comité ejecutivo.El proyecto de resolución elaborado a partir del informe de la ejecutiva, que leyó el viernes Santiago Carrillo, tras hacer un repaso de la situación política internacional, se detiene a analizar con amplitud el panorama político español y hace hincapié en el peligro de un agrupamiento de las fuerzas de la derecha en torno a AP y Fraga, "agrupamiento favorecido por la política de Calvo Sotelo". "Una victoria de la derecha", se añade en la resolución, "entrañaría una revisión de los aspectos más progresistas de la Constitución". Se suavizaba así el apartado dedicado a la gran derecha, a la que en el informe de la ejecutiva se incluía dentro de un "bloque de poder peligroso", conectado con los poderes fácticos y gran parte de la oligarquía.

"La amenaza de la gran derecha se ha convertido en algo verdaderamente inquietante y serio" en opinión del comité central del PCE, que le achaca haber provocado la crisis de UCD y propiciar la tendencia a la bipolarización de la vida política española. "De seguir este curso, ante nuestro pueblo podría aparecer como única alternativa la opción entre un PSOE desplazado hacia posiciones moderadas, derechizadas, que rompe los puentes con el PCE y otras fuerzas democráticas, y una derecha dura tradicional, agrupada en torno a Fraga Iribarne. En esas condiciones, una alternativa del PSOE no estaría en condiciones de resistir la presión de los poderes fácticos y la oligarquía, no satisfaría el deseo de cambio real que late en la mayoría de nuestro pueblo y podría actuar como pretexto para cualquier aventura reaccionaria".

Pasar a la ofensiva

El comité central del PCE propugna un Gobierno de centro izquierda, con una política de frente democrático. La parte final de la resolución se centra en la situación interna del PCE, "que debe salir", se afirma, "de la posición de repliegue en que la crisis le ha colocado y pasar a una posición mucho más ofensiva; el partido debe aunar sus fuerzas para homogeneizar su mensaje y superar los efectos de la desmoralización, para mantener una política de apertura clara a las fuerzas del trabajo y de la cultura".

Ratifica el comité central, en su resolución, la concepción eurocomunista del PCE, "que no excluye a ningún sector del partido". "Las puertas de éste", se añade, "se hallan abiertas para que regresen, sin ninguna humiIlación, los que en un momento se alejaron". Esta tibia referencia a la "política de puertas abiertas", adoptada como resolución en el anterior comité central, pareció insuficiente a Marcelino Camacho y algunos renovadores, entre ellos Nicolas Sartorius, que, aunque no se pronunciaron públicamente, están por una clara amnistía. "La política de puertas abiertas no es fácil con los mismos porteros", declaró a EL PAÏS Marcelino Camacho.

Ni a éste ni a Sartorius ni a otros miembros del comité central les habían parecido también especialmente duras las críticas y descalificaciones que se hacían a los renovadores en el informe de la ejecutiva (ver EL PAÍS del viernes). Por ello, en la resolución se han suavizado los términos y se afirma que el comité central "considera como estériles y negativos todos los intentos de buscar soluciones en nuevos grupos o partidos que, pese a sus programas renovadores o unificadores, no aportan nada y, si acaso, reducen las posibilidades de progreso del movimiento obrero.

Un paso consistente en ampliar en cuatro miembros, al menos, el comité ejecutivo, mediante la entrada de gente joven, como Andreu Claret, que ocupará la secretaría de Información y Publicaciones; Eulalia Vintró, que se hará cargo de Educación y Cultura, y José Carlos Mauricio, que asumirá tareas de organización. A ellos habría que añadir la designación de Adolfo Piñedo, que se encargará de la secretaría de Relaciones Sindicales, que deja vacante Nicolas Sartorius, quien, sin embargo, seguirá al frente de la secretaría de Economía. Un paso que, para los más renovadores, debe ser sólo el principio para una más amplia reestructuración y concreción de las áreas de trabajo de la ejecutiva.

El comité central designó también la comisión central electoral, que estará integrada por Santiago Carrillo y Enrique Curiel, como presidente y secretario, respectivamente, y por Jaime Ballesteros, Nicolás Sartorius, Adolfo Piñedo, Julián Ariza y Andreu Claret.

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