Suiza estrecha el control bancario sobre el 'dinero sucio'

Los bancos suizos han decidido estrechar los filtros para evitar que entre en sus arcas dinero sucio mediente una gestión financiera dudosa o el abuso del secreto bancario, informa .El Banco Nacional y la Asociación de Banqueros Suizos renovaron por cinco años una convención adoptada en 1977 y revisada ahora para "conservar la reputación de la plaza financiera suiza y luchar contra la criminalidad económica".

La fuga de capitales hacia Suiza, el origen delictivo de dinero, el fraude fiscal y la apertura de cuentas anónimas constituyen los puntos negros criticados al sistema bancario, especialmente por el partido socialista suizo.

En algunos medios financieros se lamenta cierta deteriorización de la imagen internacional de la banca helvética como consecuencia de una serie de detenciones y condenas en el extranjero de banqueros suizos.

El parlamentario socialista Jean Ziegler viene desarrollando una intensa campaña contra una permisividad bancaria que "estimula el éxodo de capitales extranjeros hacia las arcas suizas."

Las acciones de Ziegler

Sus revelaciones sobre la evasión de capitales franceses, tras la llegada de los socialistas al poder, en mayo de 1981, conmocionaron a los medios financieros suizos y levantaron duras polémicas.El acuerdo bancario renovado y revisado ahora se titula "convención relativa a la obligación de diligencia de los bancos cuando aceptan fondos y utilizan el secreto bancario". La iniciativa partió de los propios bancos. Los observadores consideran que trata de contrarrestar una acción contra las entidades de crédito por parte de la unión sindical suiza y el partido socialista para evitar la entrada en el país de dinero sucio.

La convención refuerza el control de la identidad de los clientes, prohíbe la asistencia activa a la fuga de capitales y al fraude fiscal, introduce disposiciones especiales para las sociedades de domicilio y reserva el alquiler de cajas fuertes a personas dignas de confianza.

El director de la Asociación de Banqueros Suizos, Jean Paul Cahpuis, declaró que el nuevo acuerdo no es revolucionario, pero introduce un mayor rigor en la gestión bancaria. Aun así, el partido socialista lo consideró insuficiente: "Se trata de disposiciones mínimas, contiene vías importantes para las fugas y no puede sustituir a una legislación inexistente y necesaria".

El banco central advirtió que la renovación de la convención constituye una media transitoria hasta que se revise el contenido y las modalidades de la ley sobre bancos. La asociación de banqueros es favorable, en principio, a la revisión total de la ley, pero desea que sólo se proceda a "las modificaciones y adaptaciones objetivamente necesarias".

También advirtió que debe realizarse "sin presiones y obstáculos emocionales", en razón de la gran importancia que reviste para los establecimientos bancarios y para la economía del país. Suiza batió, en 1981, el récord de exportación de capitales, con un volumen total de 32.400 millones de francos suizos (1.648.800 millones de pesetas). Los expertos señalaron que esa exportación se basa en gran parte en la entrada en Suiza de capitales extranjeros, puesto que constituye una de las principales plazas del mundo para la redistribución de los flujos financieros internacionales.