Se disuelve el 'alkseltzer' ucedista
Ahora que se disuelve UCID como era de esperar, las familias de que estaba compuesta van anunciando su propio acomodo en los solares ideológicos que más o menos les corresponden. Y es evidente que algunas no lo van a encontrar fácilmente. Sobre todo las que quieren mantener el ucedismo cueste lo que cueste, aunque eso sí, depurándolo de "traidores" como ha dicho, empleando su habitual lenguaje tremendista, Fernando Abril. ¿Quiénes son los "traidores"?Los que no son "suaristas", según parece. Aunque está por ver si Suárez le reconoce a él como de su propia familia política. Pero dejando a un lado ese problema doméstico, cabe preguntarse: ¿Qué es el "suarismo"? Porque tal denominación es más estricta de lo que parece. No es lo mismo "suarismo" que "martinvillismo", por ejemplo, a pesar de las apariencias. Porque ambos tienen pareja procedencia y son líderes del mismo sector "centrista". Parece que Martín Villa no es tan "suarista" como Suárez. Más bien se siente inclinado hacia el "martinvillismo". No escribo esto que parece un juego de palabras con propósito de ironizar, sino porque el espectáculo que ofrece esa especie de alkaseltzer que es UCD en disolución le deja a uno perplejo. ¡Cuántos matices! Los democristianos, por ejemplo, están divididos entre quienes tienden al fraguismo -tan definido y concreto- y los que, ¡a buenas horas, mangas verdes¡, piensan en el partido que debió haber sido y no fue, por obra y gracia de la oposición de la Iglesia a patrocinarlo.
El fraguismo es lo que ha sido siempre Fraga: un planteamiento sumario de eso que en Alianza Popular llaman "democracia fuerte", con grandes tendencias a constituirse en sumarísimo contra la democracia "excesiva". El fraguismo quisiera menos partidos; una Constitución donde las autonomías no pasaran de la descentralización -tal como quedarán, más o menos, después de la LOAPA y se eliminara de ellas la denominación -por lo demás gratuitade "nacionalidad" en las que la ostentan; el orden público mantenido a todo trance puesto que "la calle es mía" y "el mejor terrorista es el terrorista muerto", etcétera.
Fraga aprendió la eficacia del poder cuando lo ejercía sin oposición y con todos los pronunciamientos fácticos a favor. Ejercer de "liberal" en aquellas condiciones, no era nada arriesgado. Se trataba de una concesión y, por tanto, podía retirarse cuando alguien la confundía con un derecho. Ni divorcio, ni enseñanza laica y estatal igual para todos, ni autonomía universitaria, ni despenalización del aborto, ni etcétera; sino todo lo contrario: leyes que protejan todo lo protegible para que la democracia se convierta en un sistema de protecciones donde mandan los protectores y se someten los protegidos.
Eso está claro, como lo está el liberalismo de Garrigues, que quiere heredar el carisma de su hermano. Asistimos a la prefabricación del liberalismo cada día que nos enteramos de las actividades preparatorias a las que se en-tregan los clubes federados. ¿Será un partido próximo a la socialdemocracia como lo es en la República Federal de Alemania o en el Reino Unido? ¿Y de qué socialdemocracia habría de estar próximo? ¿De lafernandezordoñista que está prácticamente dentro del PSOE? ¿Hay otra? Y aquí es donde volvemos a lo del "suarismo" y el "martinvillismo", que no es lo mismo, aunque lo parezca. Cabe preguntarse, de todos modos, si puede haber "suarisino" sin "martinvillismo" o si es que al "martinvillismo" se le está acabando la cuerda.
En cualquier caso -y vuelvo ahora al principio-, lo que queda del "suarismo" una vez desprendidos de UCD los "traidores" que Abril está a punto de desenmascarar, ¿qué será? Para los próximos a Luis Gámir, el "suarisino" es socialdemocracia. Y probablemente, si a Suárez le preguntaran por la identidad del "suarismo" contestaría eso mismo. Porque, ¿qué otra cosa podría decir? De alguna forma, Suárez y sus colaboradores más imnediatos son "transicionistas". Venían de un "movimiento" donde la afonía seudorrevolucionaria de la "vieja guardia" ahorraba formulaciones,tan pintorescas como aquellas de "hacer la reforma agraria" y "nacionalizar la banca" desde las filas del franquismo y en connivencia con el latifundismo y los banqueros, y permitía hablar de "reformismo paulatino". Cuanto más paulatino mejor. Así que, ¿dónde cuadra eso mejor que en el enorme cajón de sastre socialdemocrático?. Hasta el punto de que Vaya usted a saber si es o no es socialdemocracia todo lo que reluce.
Certeza socialdemócrata
Claro que la mejor certeza socialdemocrática se encuentra en el PSOE y sus delegaciones en las "nacionalidades" y regiones. Al fin y al cabo, el mismo Pablo Iglesias, ¿qué era sino un socialdemócrata? Y Prieto, y Besteiro y hasta Larga Caballero, a pesar de las apariencias. ¿Llegará un día en que todos los que se reclaman de la socialdemocracia estarán en el PSOE?
Parece difícil -puede concluirse- levantar el "suarismo" sin el artilugio de UCD que lo sostenga. Y parece difícil que UCD, se sostenga como artilugio. No digo que la "transición" haya acabado, pero sí que son otros los que van a hacerse cargo de ella. Porque UCD fue considerada útil por quienes, imposibilitados de sostener el franquismo puro y duro más allá de Franco, necesitaban algo que lo fuera pero no lo pareciera. El truco, sin embargo, no ha funcionado, se ha agotado y entre el riesgo de que los "suaristas" quieran alzarse con el santo y la limosna y el de que el fraguismo recuerde dernasiado los tiempos pasados, bian preferido lo último. Suárez, al fin y al cabo, es un advenedizo, y Fraga, en cambio, es un incondicional. La elección no es dudosa. Se trata de maquillar el fraguismo con incorporaciones que le den apariencia democrática "natural". Pero, ¡es tan difícil maquillar a Fraga! Por mucho que le disfracen, siempre se nota que es él.
Ahora, puede sospecharse, todo consistirá en que los que no quieran pasar por el aro de la "mayoría natural" se decidan pronto a constituirse en lo que sean: liberales, democristianos con flanco derecho, flanco izquierdo, etcétera. De lo que se trata es de llegar a las elecciones generales anticipadas con un acuerdo parlamentario cerrado. Porque, si no, ¿quién le para los pies al PSOE? Ni siquiera va a quedar a su izquierda un PC.
Y en ese entramado, ¿qué papel puede tener el "suarismo"? Porque el "martinvillismo" tiene la posibilidad de vender sus votos a la DC o a AP, pero el "suarisino", ¿a quién se los va a vender? ¿Quién se va a creer que los tiene? Le quita Fernando Abril los "traidores" j qué queda? Poco más que los jugadores necesarios para organizar una melancólica partida de chamelo en Avila. Es la vida.
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