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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Siberiada', historia de tres generaciones

Anunciada para ser emitida en cuatro episodios durante las noches de los lunes del pasado mes de febrero por la primera cadena, se emite hoy Siberiada (1979), de Andrei Mikhalkov-Kontchalovski, en la segunda y en un solo bloque. Esta superproducción soviética, estrenada en España hace poco más de un año, ganadora del premio especial del jurado del Festival de Cannes y dirigida por uno de los mejores realizadores de la Unión Soviética, es una de las pocas películas de esta nacionalidad programadas por TVE.La más grave y astuta de las censuras españolas ha pesado sobre el cine soviético a lo largo de casi cuarenta años. No sólo se han prohibido sus películas, sino que se ha convencido al público de que es un mal cine por su propia naturaleza. Por ello, tenemos un gran desconocimiento de esta cinematografía y los raros estrenos de sus películas tienen muy poca repercusión, al margen de su posible calidad. Esto es lo que ocurrió hace un año cuando se estrenó Siberiada, que se exhibió fragmentada en dos partes y en locales diferentes, a causa de su larga duración.

Siberiada cuenta, a la manera de Novecento (1976), de Bernardo Bertolucci, la historia de tres generaciones entre 1900 y 1965 a través de dos familias, los Salomin y los Ustuzhanin: ricos y pobres, que viven en la aldea Yelán, perdida en Siberia. La evolución de la aldea a raíz de la revolución de 1917 se centra en la figura de Nikolai Ustuzhanin.

"Es una película", dice su director, "sobre los cambios de pensamientos y mentalidad de una nación a lo largo de un siglo. Estos cambios siempre van seguidos de sufrimientos, porque comprenden la destrucción de algo que existe. Es el problema de lo antiguo y lo nuevo. He querido captar el reflejo de estos cambios en la vida cotidiana de un pueblo perdido en la taiga siberiana, muy aislado, muy lejos de la civilización, que vive una vida natural, primitiva, muy fuerte y sana, porque sus habitantes tienen una relación directa con la naturaleza. Cada diez años se producen cambios bajo la presión de las fuerzas económicas y políticas que cada vez desarraigan más a sus habitantes y les alejan de sus tierras".

El director Andrei Mikhalkov-Kontchalovski, kirghistaní de nacimiento, estudia en la famosa Escuela de Cine de Moscú, donde dirige algunos cortometrajes y colabora en varios guiones. Con su primer largo, El primer maestro (1965), obtiene gran éxito en el Festival de Venecia. Rodado en Kirghistán, cuenta el nacimiento del amor y la lucha contra la ignorancia Y revela una especial habilidad para construir un relato primitivo y romántico lleno de fuerza épica. La felicidad de Assia (1966), también rodado en Kirghistán, es un melodrama hecho de forma documental con mayoría de actores no profesionales, prohibido durante años y finalmente estrenado en circuitos de poca audiencia.

Desconcertado por esta prohibición, cerrada la posibilidad de hacer un cine personal dentro de unas formas renovadoras, acepta el encargo de rodar una película que conmemore el 150º aniversario del nacimiento del escritor Ivan Turgueniev. Nido de nobles (1969), basada en la novela homónima publicada en 1859, es una producción. de los Estudios Mosfilm realizada con un elevado presupuesto, donde logra superar las imposiciones para hacer una gran película.

Su siguiente obra, Tio Vania (1970), tiene un planteamiento similar, pero el punto de partida es la obra teatral del genial Anton Chejov. Siguen El romance de enamorados (1972) y Siberiada, su última obra de tres horas y media de duración que TVE emite ininterrumpidamente.

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